Democracia en crisis

«Hay tres motivos [por los que la democracia ha entrado en crisis]. Primero, el propio paradigma democrático era frágil por lo que yo llamo el pensamiento político natural, que instintivamente no es democrático, sino totalitario. (…) La democracia se basa en la negación de ese elemento natural. Luego viene la construcción histórica del paradigma. Por ejemplo, la idea de representación, que ya Ortega definía como “acrobática” porque supone que mil personas, al no poder ejercer directamente su soberanía, la transmiten a otras diez que se consideran idénticas a las mil. Es un salto lógico audacísimo, que podría tener consecuencias muy nobles, pero que está ya despojado de toda nobleza: por la corrupción, los privilegios de los políticos, el descuido frente a las necesidades del pueblo… Y el tercer motivo: una serie de acontecimientos planetarios que han impactado durísimamente en la democracia. (…) Necesitaríamos ciertas dosis de imaginación institucional, inventar cosas nuevas. Por ejemplo, la elección de cargos por sorteo, inviable en el ámbito nacional, podría serlo en otros. ¿Por qué no recuperar una tradición antigua para rechazar a un representante que demuestra que no merece esa función? Es una medida pequeñísima, pero de gran interés, como también lo sería pedir su opinión a los ciudadanos sobre asuntos de gran trascendencia. Aunque solo sea por fragmentos, se puede devolver a los ciudadanos algo de su soberanía.» –Raffaele Simone, en El País (España), 3 de julio de 2016.

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