Confusión, ignorancia y fuga

Desde tres perspectivas diferentes, tres comentaristas coinciden este sábado en subrayar la confusión, los malos entendidos y la pura y simple ignorancia que alimenta las decisiones de la presidente, sin que nadie a su alrededor se atreva a hacérselo notar. Hoy más que nunca, la presidente está sola, rodeada de aplaudidores, y acosada por la realidad; por incapacidad, o porque está en su naturaleza, en lugar de enfrentar los problemas intenta fugas por la fantasía, y nos arrastra a todos en su desesperación. Eduardo Fidanza sostiene que la clave de las últimas determinaciones presidenciales “reside en el modo en que el gobierno toma las decisiones, no en la ideología que enarbola” y que la explicación debe buscarse “en la subjetividad de la presidente y en su círculo íntimo, político y familiar, más que en consideraciones estratégicas, propias de un proyecto político”. Fidanza enumera tres notables confusiones de parte de la presidente: interpreta mal la aprobación de la opinión pública sobre su desempeño frente a los holdouts, que nunca fue mayoritaria, está declinando y prefiere negociar y pagar; no ve la diferencia entre los contratos que rigen las relaciones internacionales, y los debates que eventualmente los modifiquen en el futuro, y toma la numerosa opinión en favor de la posición argentina como una venia para incumplirlos; del mismo modo, supone que recientes críticas teóricas sobre el funcionamiento del capitalismo la justifican en su caprichosa interpretación de la economía y la colocan a la vanguardia de la liberación. Así como Fidanza subraya estos errores de interpretación, Rosendo Fraga y Jorge Fontevecchia ponen la lupa sobre sendos errores de información. El gobierno argentino se basó en un artículo del diario inglés The Guardian para reclamar al presidente estadounidense su intervención para revertir las decisiones del juez Thomas Griesa invocando una atribución constitucional sobre separación de poderes. Pero según muestra Fraga, ese artículo simplemente está equivocado: “El enfoque de reclamar a Obama su intervención a través de esta atribución no ha tenido así resultado, porque no se utiliza para este tipo de situaciones y además el precedente mencionado del Congo Brazaville no es exacto”, escribe Fraga. Fontevecchia, por su parte, se ocupa del caso de la imprenta Donnelley, a la que el gobierno decidió aplicar la llamada Ley Antiterrorista por su decisión de presentar quiebra. El director de Perfil, que conoce como pocos los avatares de la industria editorial argentina, muestra con abundancia de números cómo la empresa estaba efectivamente en dificultades, y aunque reconoce que pudo haber sido un poco más ordenada en la liquidación de sus operaciones, ratifica la razonabilidad de la decisión empresaria y se pregunta sobre los fundamentos de la respuesta gubernamental. “¿La Presidenta sabrá lo que está diciendo? Ojalá sea otro efecto histriónico para mantener viva su épica de confrontación con los fondos buitre”, escribe Fontevecchia. “Pero, se lo crea o no, el gobierno parece estar dispuesto a todo y decidido a encaminar la economía argentina cada vez más hacia recetas desesperadas”. Fidanza insiste en el sesgo subjetivo de esas decisiones: “Acaso la confusión de la presidente sea la misma que la del Quijote: creer que podía ser un valiente caballero sin reparar en sus limitaciones”. –S.G.

ReferenciaLa confusión quijotesca de Cristina, por Eduardo Fidanza
¿Puede Obama desconocer una sentencia?, por Rosendo Fraga
Donnelley, por Jorge Fontevecchia

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