“Vine nada más para estar acá. Ya estuve ayer, y la vi. Pero me gusta estar acá”, “Es bueno llegar y encontrarse con la gente, yo vine para agradecer”, “Hay que ser agradecido en la vida, ella nos ayudó y ahora nos necesita.” Esta clase de respuestas se repetía ante los micrófonos de los cronistas que preguntaban sobre las razones de su presencia a las personas que se acercaron en la semana, hora tras hora, día tras día, a la casa de Cristina Kirchner, y allí se quedaban, en la calle, incluso en el frío y bajo la lluvia, hablando entre sí y contándose sus historias, recibiendo a veces el regalo del saludo silencioso desde el balcón. Todas las explicaciones coincidían en dos puntos: el agradecimiento a la ex presidente y la satisfacción de encontrarse con otros en comunión de ideas y sentimientos. Tras un largo año de rigores infligidos sin miramientos y, lo que es peor, sin explicaciones ni mensajes de comprensión, de aliento o de esperanza, llegar a un lugar y que alguien dijera “Venga, pase por aquí, compañero” era como recibir una caricia, como recuperar la identidad y el aprecio de sí mismo, como volver a sentirse parte de algo. “Me gusta estar acá”, decía el interrogado y no acertaba a explicar bien por qué. Días de aglomeraciones en esa esquina del barrio de Constitución, una marcha multitudinaria como hace tiempo no se veía a la plaza de Mayo, no causaron ni la rotura de un vaso. No había violencia en los gestos ni encono en los ánimos, sino más bien la intención de estar presente y reconocerse en el otro. Eran personas lastimadas, humilladas, heridas, ofendidas, sumidas en la desesperanza, que estaban sanando su espíritu, que recuperaban fuerzas, que se referenciaban en una figura política pero encontraban sosiego y aliento en el “compañero”, que sabiéndolo o no se ayudaban a sobrevivir. El gobierno no debería interrumpir ni alterar esa sanación y ese compañerismo: en la búsqueda de apoyo recíproco para la supervivencia está el germen, la semilla, el hueso de una nación y su capacidad para desarrollarse y prolongarse en el tiempo. –S.G.
Repito, cuando a Videla u otros los metieron presos, y muchos aun sin juicio, nadie hizo escandalo. Cuando esta HDP le tocan un pelo………………..que pais de imbeciles. Su marido muerto en circunstancias raras y cajon cerrado, cajon cerrado como el General J D Peron ( a pesar de todo era militar y dijo bien claro que el anio 2000 los encontraria unidos o dominados…………no soy de NINGUN PARTIDO). Hace mas de 80 anios que les hacen el mismo jueguito y todavia caen como pelo……………………..
Al revés de lo que opina la Sra. Mirta no es para nada indignante lo que está escrito. Simplemente aclara el por qué de la situación que estamos viviendo.
Totalmente de acuerdo. Sigue un circo total. Estoy cansado de tratar de que vean lo que no pueden ver, en fin……………….
Por favor!! Es indignante lo que escribe! Gente adorando a su carrasco, solo en Argentina! Lo que gobierna hoy el país es tambien responsabilidad del pasado de corrupción explícita! A no olvidar !
Como decimos aca en Austalia, you have lost the plot ! Usted a perdido la trama.