El grupo Clarín, el mayor conglomerado de medios de la Argentina y uno de los principales de habla castellana, hizo un acuerdo con la sociedad editora del New York Times para reproducir en su sitio de Internet algo que describió como la edición digital del suplemento The New York Times International Weekly. En términos periodísticos, esto tiene tanta importancia como sumar los servicios de otra agencia de noticias o publicar una nueva tira de historietas de las que distribuyen los “sindicatos” estadounidenses. Para el lector en general no significa absolutamente nada en términos de calidad de información internacional, mucho menos ahora que la independencia y ecuanimidad de la prensa estadounidense han sido puestas a prueba por el caso Trump, y precisamente el New York Times no ha salido demasiado bien parado de esa prueba. Para el lector especializado significa menos aún, porque a nadie interesado en temas de política internacional se le ocurriría abrevar en una selección del NYT hecha por vaya a saber quién. Otra cosa habría sido que el diario neoyorquino adquiriera una selección de notas de Clarín para informar mejor a sus lectores sobre lo que ocurre en la Argentina y en América latina. Pero el NYT nunca haría una cosa semejante, en principio por política editorial y en segundo lugar porque la calidad promedio de las notas de Clarín (y del periodismo argentino en general) las vuelve, digamos, irreproducibles particularmente en lo que a información internacional se refiere. Pese a la escasa estatura de su anuncio, el grupo argentino lo rodeó de una suntuosa ceremonia en un hotel de la ciudad y atrajo a lo más granado del establishment local, desde funcionarios del gobierno y dirigentes políticos hasta líderes empresarios, además de las esperables figuritas de la farándula y el mundillo periodístico, según puede leerse en la crónica que Clarín publicó acerca de este acontecimiento. –S.G.