Ya hemos visto esos pesados arcos metálicos que el gobierno de la ciudad colocó sobre las avenidas porteñas. Las espantosas estructuras sostienen unas cámaras que leen y proyectan en una pantalla las patentes de los autos que pasan por debajo. Supuestamente sirven para detectar autos robados, o usados en delitos, idea que sería ridícula si fuera cierta. Pero no lo es: los delincuentes no son tan estúpidos. El propósito de esa costosa instalación (además del negocio que significó... Continúa →