“No queremos la grieta, que tanto daño le hace a la Argentina”, exclamó el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti tras su triunfo arrollador en la elección provincial del domingo. Acto seguido afirmó que en el país hubo 30.000 desaparecidos –una falsedad histórica– y proclamó enfáticamente su adhesión a las políticas de género, dos de los caballitos de batalla preferidos por los promotores de la grieta. Repetimos habitualmente el lugar común de que los políticos se guían por las encuestas para después enarbolar como bandera propia “lo que el pueblo quiere”. Pero no conozco absolutamente ninguna encuesta que examine si “el pueblo” cree efectivamente que los desaparecidos fueron 30.000 y está de acuerdo con las políticas de género. No es casual que, habiendo tantas encuestadoras como las que hay en la Argentina, a ninguna se le haya ocurrido sondear la opinión sobre esos temas. No hay que descartar la posibilidad de que esas consultas hayan sido realizadas, y que sus resultados no fueran divulgados porque no convienen a los intereses de los promotores de la grieta: uno intuye, a ojo de buen cubero y por experiencia, que el temperamento mayoritario difiere de lo que los medios promueven, y los políticos aceptan, como un dato de la realidad. Schiaretti, que como colaborador del ministro Cavallo formó parte del gobierno de Carlos Menem, debería recordar que el riojano llamaba a distinguir entre “la opinión pública” y “la opinión publicada”. Más que guiarse por las encuestas, pareciera que los políticos se orientan apenas por los titulares de los medios porteños, casi todos manejados por el progresismo. Que es lo mismo que decir ubicados en una margen de la grieta. –S.G.
Que pase el que sigue…