Pesos y dólares

“El peso es la moneda que emite el político argentino, por ende no puede valer ni excremento, porque esas basuras no sirven ni para abono”, razonó Javier Milei, sin aclarar si se refería a la moneda, a los políticos o a los dos. Para resolver el problema así descripto Milei propone reemplazar el peso por el dólar, que es la moneda que emite el político estadounidense, cuyas cualidades cívicas, morales y excretivas no son muy diferentes de las de sus colegas de todo el mundo, incluida la Argentina. Recordemos como ejemplo que en 2008, cuando se desató la crisis de las hipotecas, advertida y tolerada por los principales involucrados, los políticos estadounidenses, con el republicano George W. Bush a la cabeza * , acudieron al salvataje de bancos y financieras privadas (y algunas semi-estatales) con cuantiosos fondos públicos, y abandonaron a los ciudadanos a su suerte, obligándolos además a entregar sus viviendas y sus campos. En los 15 años transcurridos desde entonces, los Estados Unidos tuvieron un promedio de inflación anual de 2,38 por ciento, para un total acumulado de 42,35 por ciento.  Tengamos también en cuenta que a los políticos argentinos podemos removerlos con el voto o, eventualmente, colgarlos de un farol; a los estadounidenses no.--S.G.

* Este comentario atribuía erróneamente el plan de salvataje a Barack Obama, y fue corregido para recoger la observación del lector José G. Pérez que se encuentra debajo. Bush atravesaba los meses finales de su mandato y como la responsabilidad de ejecutar su plan iba a caer sobre el futuro gobierno, solicitó y obtuvo la anuencia de los candidatos a sucederlo, John McCain y Obama. El carácter bipartidario del salvataje refuerza el argumento de esta nota sobre la calidad de la política estadounidense.

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6 opiniones en “Pesos y dólares”

  1. A riesgo de soltar una gansada, se me ocurre pensar que la propuesta de la dolarización esté vista por él, como parte de un proceso donde, en el futuro, se adopten las criptomonedas como reserva de valor, algo que todavía no se cumple por falta de condiciones pero es posible que suceda en un futuro no tan lejano.

  2. Dice nuestro redactor: “Recordemos como ejemplo que en 2008, cuando se desató la crisis de las hipotecas, advertida y tolerada por los principales involucrados, los políticos estadounidenses, con el demócrata Barack Obama a la cabeza, acudieron al salvataje de bancos y financieras privadas (y algunas semi-estatales) con cuantiosos fondos públicos, y abandonaron a los ciudadanos a su suerte, obligándolos además a entregar sus viviendas y sus campos.”

    Lo publicado es falso en un detalle importantísimo: no era Obama quien estaba “a la cabeza” de la podredumbre política de yanquilandia en el 2008.

    Su excelentísima mediocridad, George Bush II, despachaba desde la oficina ovalada en el momento en que se le permitió a la mafia financiera salirse con las suyas, creando una inmensa masa de capital ficticio para “rescatar la economía” (léase: corretajes y bancos, o, sin rodeos, especuladores y usureros).

    Y con tal rescate jodieron a millones de gente humilde, del pueblo trabajador, como bien señala el gaucho malo, pero también a la economía real: la producción de bienes y la oferta de servicios. Y lo hicieron porque creían (y creen) los dueños de Estados Unidos que jamás sufrirán las consecuenecias.*

    Seamos precisos en las denuncias: caben en el basurero de la historia ambos chiqueros de los politiqueros gringos, tanto el democrata como el rebublicano, tanto el que termina en ano como el que termina en rata.

    El verdadero desafío es como evitar que arrastren el mundo entero al mismo destino.

    Y escritas estas líneas, me veo obligado a confesar que me arrepiento de acusar a nuestro buen gaucho malo de errar en un punto “importantísimo,” porque de lo escrito, no lo sería: hay buenas razones que explican confundir a los obamas, los clintons, los bushes, los bidens y los trumpas: son los mismos.

    Y si no lo son, hasta el momento la ciencia no ha dado con un instrumento que sirva para distinguirlos.

    José G. Pérez

    * El declive económico real está compensado en Estados Unidos por la inflación del dólar en el exterior: al perder valor el dólar, se necesitan más dólares en el exterior para facilitar el comercio internacional y respaldar las monedas locales. Esos dólares a Estados Unidos no le cuestan nada producir. Pero algún país tiene que obtenerlos vendiéndole a Estados Unidos compota o computadoras a cambio de esos dólares. Pero después no le compra nada a los yanquis con los dólares recibidos, sino que pasan a formar parte de las reservas del banco central para proteger la moneda propia, o del capital comercial que, por ej., Argentina y Brazil usan para saldar cuentas entre ellos.

    Sobra decir que quien propone eliminar una moneda nacional y sustituirla con dólares que ese país no tiene no hay que decirle tonto sino traidor, pero ese es otro tema.

    1. Mi referencia no es falsa, sino errónea, y es correcta su obsevación. El programa de rescate fue elaborado bajo la presidencia de George Bush, quien se encontraba a punto de finalizar su mandato. Recibió el consenso de los dos candidatos a sucederlo, el de John McCain, de su propio partido, y el del demócrata Barack Obama. El apoyo de Obama en su momento fue el más escandaloso, y tal vez por eso quedó grabado más firme en mi memoria. Gracias por advertirlo.

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