Otra vez Nisman

Algo parece estar ocurriendo con el caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman.  En cuestión de pocos días se sucedieron varios episodios llamativos que volvieron a colocar el asunto en los titulares de los diarios. La secuencia, tras meses de letargo, puede ser simple producto de la casualidad, o marcar etapas de un proceso en marcha. Si se trata de un proceso en marcha, no presagia nada bueno. Como se sabe, hay dos interpretaciones “oficiales” sobre la muerte de Nisman. La versión oficial K dice que Nisman se suicidó abrumado por el despropósito de su propia denuncia contra la ex presidente Cristina Fernández, a la que acusaba de encubrir a unos iraníes presuntamente involucrados en el atentado contra la AMIA, y por la falta de apoyos que esperaba recibir a último momento de su mentor, el ex espía Antonio Stiuso, despedido semanas antes de unas funciones que ejerciera por décadas. La versión oficial anti K dice que Nisman fue asesinado por orden del anterior gobierno, precisamente como consecuencia de su denuncia, en una operación de la que habrían participado funcionarios, personal de seguridad y espías alineados con el oficialismo. La versión oficial anti K cuenta con el respaldo de la familia de Nisman, encabezada por su viuda Sandra Arroyo Salgado, una vieja amiga de Stiuso, a quien debe su nombramiento como jueza. Más de un año después de la muerte del fiscal, ninguna de las teorías “oficiales” pudo ser probada. Pero desde el advenimiento del nuevo gobierno algo empezó a moverse: una semana después del juramento de Mauricio Macri, la jueza Fabiana Palmaghini, que lleva el caso, decidió apartar a la fiscal Viviana Fein, que actuó en él desde el primer momento, y conducir las investigaciones ella misma. Fein dice que cuando fue apartada se encontraba investigando un intenso intercambio de llamadas telefónicas entre espías, funcionarios y miembros de las fuerzas de seguridad ocurrido inmediatamente después de la muerte de Nisman. Arroyo Salgado nunca tuvo simpatías ni por Fein ni por Palmaghini, y solicitó reiteradamente la transferencia de la causa a la justicia federal, porque a su juicio hay pruebas suficientes de que a su marido lo asesinaron. Palmaghini, que como Fein coincide en que no existen pruebas de homicidio, rechazó un pedido de incompetencia y decidió mantenerse al frente de la causa. Entró en escena entonces el fiscal de la Cámara del Crimen Ricardo Sáenz con un dictamen en el que afirma que a Nisman lo mataron, y respalda el pedido de Arroyo Salgado. Al mismo tiempo, dos ex espías, Carlos Rodríguez y Stiuso, se presentaron a declarar y dejaron sentada su opinión de que a Nisman lo mataron. (La diputada Elisa Carrió sugirió que Stiuso pudo haber entregado a Nisman a sus eventuales asesinos). En el episodio más incomprensible de esta historia, y en cierto sentido el más ominoso, la jueza Palmaghini revirtió su decisión de un par de semanas atrás y se declaró incompetente, invocando tecnicismos pero sin abonar la hipótesis del asesinato. El traspaso de la causa a la justicia federal es ahora sólo cuestión de tiempo. Uno de los problemas con la justicia federal –la “guarida de Stiuso”, según el ex fiscal Luis Moreno Ocampo, un “nido de víboras”, según el periodista especializado en temas judiciales Horacio Verbitsky– es su flexibilidad para acomodarse a los vientos políticos imperantes. Con su denuncia, Nisman se había ubicado exactamente en el centro de dos guerras paralelas que libraban por un lado los espías locales y por otro unos servicios de inteligencia extranjeros y, a criterio de este sitio, perdió la vida en el fuego cruzado de esas contiendas. Casi como una ironía, la investigación de su muerte sufre ahora los zarandeos de otra guerra, ésta entre bandos judiciales. Desde un comienzo, este sitio planteó su discrepancia con las interpretaciones “oficiales”, y su escepticismo sobre el esclarecimiento del caso, dada la naturaleza de los intereses involucrados. (Con posterioridad a esa nota, que se cita abajo, pudo verse que con rara coincidencia no pocos vaivenes en el tema AMIA-Irán-Nisman acompañaron vaivenes en la negociación de la deuda…). En su mensaje al Congreso, el mismo día en que la jueza Palmaghini renunciaba a la causa, el presidente Macri sugirió que su esclarecimiento está próximo. “De a poco se están encontrando los verdaderos motivos que causaron su muerte”, dijo. Esto pudo haber sido una expresión de deseos, o bien pudo haber dejado entrever un proceso en marcha, tendiente a cerrar el caso con una explicación –es lo que teme este sitio– tan políticamente correcta como alejada de la realidad.12

–Santiago González

Notas relacionadasPerjudicados y beneficiados
  1. Temor que se acentúa tras leer lo escrito por el columnista Carlos Pagni en La Nación dos días después de publicada esta nota: “La investigación sobre [la muerte de Nisman] está tomando una orientación, cuyo desenlace se puede prever: Nisman fue víctima de un asesinato en el que participó el gobierno de Cristina Kirchner, en combinación con agentes iraníes.” []
  2. El 22 de marzo la causa pasó finalmente al fuero federal, y de inmediato el fiscal Sáenz hizo dos advertencias encadenadas: “Será muy difícil dilucidar quién fue el autor material del crimen”, pero “se va a poder orientar la investigación a determinar quiénes fueron los autores intelectuales del hecho”. No es necesario agregar comentarios. []

Califique este artículo

Calificaciones: 3; promedio: 4.7.

Sea el primero en hacerlo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *