La Operación Maldonado

Con nada más que humo, relato y coordinación, una izquierda decidida metió al gobierno en un brete del que no sabe cómo salir

Pintada en Autonorte y calle 100, Bogotá, en coincidencia con la visita papal a Colombia. [Foto gentileza SGA]
La Operación Maldonado es una obra maestra. Con nada más que humo, relato y coordinación, el progresismo logró poner en jaque al gobierno y todas sus costosas estructuras, ramas, e instrumentos, encerrándolo en un brete en el que cayó estúpidamente y del que ahora no sabe cómo salir. No hay un solo dato, fotografía, filmación, rastro, huella o testimonio que acredite que el tatuador errante Santiago Maldonado haya estado presente en Cuchamen cuando allí actuó la Gendarmería en respuesta a provocaciones de unos intrusos de campos que se describen como mapuches, ni hay una sola prueba o documento que atestigüe que allí hubo una dura refriega entre los agentes del Estado y los revoltosos, ni mucho menos hay indicios de que el personaje del que todos hablan haya sido capturado y cargado en un vehículo de la Gendarmería como sugiere la versión que la sociedad acepta como cierta. Lo único cierto sobre Maldonado es que no se lo ve desde hace tiempo, incluso desde algunos días antes del episodio en cuestión. Pero desde hace un mes el país todo, la oposición por supuesto, pero también el gobierno, no hace más que hablar de Maldonado. Los medios hablan de Maldonado, los docentes hablan de Maldonado, los militantes aprovechan cualquier ocasión que se les presente para hablar de Maldonado. No debe haber nadie en la Argentina que no crea que Santiago Maldonado desapareció en un confuso episodio entre gendarmes y mapuches. Y sin embargo, no hay una sola prueba de que algo semejante haya ocurrido.1

Maldonado no aparece, es cierto, pero la historia de su desaparición, al menos hasta ahora, no tiene más entidad que el avistamiento de un OVNI.2 Lo que sí tiene es un importante valor aleccionador sobre dos puntos acerca de los cuales hemos insistido una y otra vez. El primero es la enorme capacidad del progresismo para utilizar en función de sus propios fines los instrumentos que una sociedad desprevenida pone en sus manos, como son los medios de comunicación y las cátedras de todos los niveles, desde hace décadas ocupados, controlados y sincronizados por la izquierda. Hasta ahora esos instrumentos habían sido utilizados para imponer una determinada visión de la realidad, o una determinada lectura de la historia. La Operación Maldonado fue un paso más allá: instaló en la conciencia colectiva la existencia de un hecho cuya realidad efectiva no ha podido ser demostrada ni comprobada en modo alguno. En una pieza magistral de prestidigitación intelectual, le hizo creer en algo cuya existencia no ha sido probada. El otro punto sobre el que alecciona el episodio comentado es la absoluta debilidad del Estado para reaccionar ante una operación como ésta. Más allá de la posición firme de la ministra Patricia Bullrich, que respaldó a la Gendarmería sin por eso dejar de investigarla, el fracaso es parejo y en toda la línea, desde la justicia que no dejó error por cometer cuando surgió el problema, y que cedió a las presiones para caratular como “desaparición forzada” un caso que apenas si admite el trámite policial de la “averiguación de paradero”, hasta la ausencia de trabajo de inteligencia, esto es de conocimiento previo de actividades o movimientos potencialmente lesivos para la sociedad y el Estado, de manera de poder controlarlos antes de que produzcan efecto, o de responder de manera adecuada si es que llegan a producirlo.

La capacidad de una minoría decidida para jugar a su antojo con un Estado débil es enorme, y este tipo de situaciones van a repetirse con contornos cada vez más violentos mientras el gobierno no se decida a presentar batalla. El arma principal de la minoría progresista es su manejo de los medios y de la cátedra, y para privarla de ella es imprescindible dar la batalla cultural. El gobierno de Cambiemos ha demostrado ya su falta de voluntad para hacerlo: desde un primer momento, se embarcó en una actitud amistosa y contemporizadora con la agenda progresista, y le confió a la izquierda el manejo de buena parte del aparato cultural del Estado, incluidos sus medios de comunicación, sus institutos de enseñanza, y sus plataformas artísticas. Los resultados de esa estrategia quedaron a la vista en la construcción del caso Maldonado y en la violenta manifestación que la acompañó la semana pasada en la capital. La sociedad, una parte al menos, mostró que su temperamento es otro, y reaccionó con energía cuando advirtió que los gremios docentes se proponían manipular las conciencias de sus niños.

–Santiago González

  1. Pude ver la pregunta por Maldonado instalada con su foto en vidrieras de comercios y ventanillas de automóviles, pude escuchar al público gritarla a voz en cuello en salas de espectáculos públicos (y ser respondida con aplausos), pude ver a entrevistados sobre cualquier tema devolvérsela a su entrevistador. La dinámica de este fenómeno habrá de ser tema de estudio. (Nota agregada el 6-9-17) []
  2. El medio Prensa Digital utilizó herramientas informáticas para investigar el sitio Santiagomaldonado punto com, dedicado a reclamar por su persona, y llegó a la conclusión de que fue creado antes de o durante los episodios que según los denunciantes condujeron a su desaparición. Aquí el enlace al artículo, que incluye la documentación probatoria. (Nota agegada el 22-9-17) []

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31 opiniones en “La Operación Maldonado”

  1. Comparto y aplaudo el acertado análisis de Santiago González, con la única salvedad de cuando se refiere a progresismo como posible alusión a “la banda K”, debería aclarar “pseudo-progresismo” y cuando se refiere estos psico-volches troskos de preimera hora como “la izquierda”, posiblemente iría mejor el término “pseudo-izquierda” A excepción de latinoamérica con el represor maduro, el gueto caribeño congelado en los ’60, ecuador y bolivia, donde la libertad de prensa es un slogan; la izquierda del mundo dialoga y a veces es progresista. Quizás pueda formar parte algún día de la política argentina, cuando hagan las cosas en serio en lugar de dedicarse a panfletos y a cuidarle el culo a De Vido. Quizás nos ayuden a resolver el enigma que nos tiene en vilo. ¿DONDE ESTA EL PUTO LARGA-VISTAS?

    1. Progresismo es el nombre que la izquierda se dio a si misma después del colapso de la URSS, porque la palabra original les quedó medio deslucida. Usted distingue entre pseudo izquierda e izquierda; de la primera da ejemplos con descripciones que comparto, pero no los da de la segunda. Francamente no puedo encontrar ejemplos de una izquirda decente y progresista, y tampoco de una derecha virtuosa, para el caso. Me parece que las contradicciones del mundo pasan hoy por otro lado: comunidad nacional vs. globalización podría ser una, por ejemplo.

      1. La palabra “progre” puede haber sido tomada por la izquierda, pero si en lugar de eso seguimos llamando izquierda a la izquierda, al progresismo a progresismo y delincuentes a los delincuentes; al menos habremos salvemos las palabras de un infame funcionalismo oportunista.
        Cuando me refiero a izquierda que dialoga o progresista, me refiero a los socialismos europeos mas concretamente a los escandinavos, lejos de los trasnochados neofasismos guevaristas de latinoamerica. La “causa nacional” suele ser (en mi opinión) un fetiche usualmente esgrimido por estos últimos o por bandas de delincuentes para asaltar el estado (caso argentino). Ya que compartimos contradicciones, para mi la mas grande es llamar “justicialismo” a un partido político que habitualmente manipuló el poder judicial a discreción. O lo que es peor hablar de “justicia social” un partido que hstóricamente generó la mayor cantidad de pobres en Argentina y no promulgó ninguna de las leyes que dice haber promovido.

  2. Artículo infame y absolutamente falaz. Hay que admitir que el inmoral que lo escribe tiene buen manejo de la pluma, y suficiente sagacidad (no muy común en la derecha) como para generar una argumentación que como digo, es en verdad pura basura. Por empezar, miente cuando dice que no hay pruebas: hay numerosos y elocuentes testimonios de los reprimidos, los mapuches… Pero claro, no son gente creíble. Perdón, no son gente, ¿no? ¿Qué otro testimonio necesitás?? ¿El de los gendarmes? ¿El de Pablo Nocetti, que pasaba de casualidad por ahí, y se bajó a saludar? ¿El de los miembros de la asamble permantente por los derechos humanos que en el momento mismo de la represión en el predio intentaban entrar y los gendarmes en la tranquera se lo impidieron? Y si no hay más elementos probatorios es por todo el accionar encubridor de Bullrich, que con la complicidad y la ineficacia de la justicia, que embararraron la cancha (valiéndose de los medios masivos de desinformación + operaciones en redes sociales), que fogonearon falsas pistas, que tardaron una semana en retirar a la gendarmería, que dieron tiempo al lavado de las camionetas, etc etc etc. La nota reproduce a la perfección el fundamento de la desaparición como método criminal de Estado: sin cuerpo no hay delito. Y con la suficiente pericia para borrar las pistas, cosa que sí saben hacer las fuerzas represivas, con los recursos con los que cuentan, y el tiempo que le dio la justicia y el gobierno, claramente, no iban a quedar rastros del hecho. El fascismo ha mostrado todo su hediondo rostro a partir del caso Maldonado. Y como bien destaca la nota, no pudieron con toda la fuerza de quienes valoramos la vida y luchamos contra las injusticias, y somos los que no vamos a dejar de pedir jamás por la aparicioón de Maldonado, y no vamos a parar hasta que se conozca la verdad y renuncien los responsables políticos.

    1. Lamento desilusionarlo, pero no soy inmoral ni de derecha. Soy un periodista independiente, y no me extraña que usted no pueda reconocerlo porque quedan pocos. Una de las cosas que hacen los periodistas independientes es desmontar las operaciones que distintos jugadores políticos practican sobre la opinión pública, es parte del trabajo. Leí con atención su comentario buscando algún dato que me permitiera modificar mi visión de las cosas pero sólo encontré el panfleto de siempre sazonado con algunos insultos. Supongo que usted cree en lo que escribe, y está en todo su derecho. Cada uno es dueño de creer en lo que más le gusta, y no es mi intención convencer a nadie de nada. Gracias por su reconocimiento de la calidad de mi escritura.

  3. Creo que voy a disentir. Un estado débil es solo aquel que impone sus ideas a través del uso de las armas, sean balas (militares, ejemplo “maduro, Castro”) o mediáticas (ejemplo “uso excesivo de las cadenas nacionales, el zurdage K, Los Nazis, Chavez”).
    Con respecto a la izquierda o “Progresismo”, ellos hicieron lo anticonstitucionalmente correcto. Impidiendo que se eche “De Vidamente” a un corrupto.
    Tildar de progresistas a gente que busca enriquecerse en la función publica comiendo en platos de oro y plata (“Castro”) mientras que la gente común ( “el pueblo, el trabajador” para estos “progresistas”) tiene que buscar comida en la basura, y rezar por medicamentos si están enfermos. Mas que progresistas se les debería tildar de “Cavernicolas”.

  4. ¡Pero si son especialistas en cuentos! Tuvieron adoctrinados a los pibes en las escuelas desde 1983, para después terminar abrazados con Milani. Hacen lo que mejor saben hacer: mentir.

  5. La desaparición de una persona es un hecho de por sí grave. Sin embargo, en total coincidencia con el autor de la nota,
    entiendo que el problema radica en la inacción del gobierno como así de los hombres de bien de desenmascarar este programa de destrucción que encarna el seudo progresismo, la izquierda radical y una variopinta de actores, todos funcionales al nuevo orden mundial, establecido desde ámbitos de poder que se encuentran ocultos. El problema del indigenismo, como tantos otros (narcotráfico, cuestiones de género, delincuencia, etc), no es otra cosa que pequeños frentes de combate en una guerra contra la sociedad occidental y cristiana, de la que sólo quedan resabios.
    Lamentablemente, una sociedad ignorante, soberbia y culplable permite que las fuerzas del mal instauren un pensamiento único respecto del cual no podemos cuestionar, ya que de hacerlo seríamos marginados de ámbitos culturales, sociales, políticos y comunicacionales, por ser contestatarios, fachos o represores.

      1. Increíble nota, coincido mayormente con Ud; en el interior no compramos la desaparición forzada, salvo algunos “ex /y jóvenes idealistas”. Obviamente para uso político.
        Lo que más me molesta de todo esto es que hay una interpretación de las leyes, como si no fuesen suficientemente claras.

  6. El desaparecido Maldonado es una construccion virtual que no tiene costo. Es más no es solo el gobierno, tambien la ciudadania tiene responsabilidades. Cuando el gobierno dijo que no era 30000 desaparecidos la mayoria le salto a la yugular porque la manipulacion en la que incurre el kirchnerismo es el resultado de las mentiras que les ha a permitido ir por el poder. Hay que entender que mientras se permita instalar argumentos que no son verdaderos la ciudadania corre el riesgo de instalar ella misma una dictadura. Esta gente no vacila en destruir y tomar, a estos sistemas no se los neutraliza con democracia.

    1. Por supuesto que la ciudadanía tiene responsabilidades. Lleva décadas comiéndose sin chistar las operaciones de los periodistas progresistas, que entre otras cosas produjeron el mito de los 30.000, la cadena de mentiras sobre Malvinas, y además condujeron a la crisis del 2001/2002 y el advenimiento de los Kirchner. Son siempre los mismos y siguen teniendo audiencia.

  7. Me tienen harto: hay 5000 personas que no se sabe si viven o no… y hacen tanto alboroto “anti Macri”. En octubre, boleta completa… Ése es el punto…
    Y SI LOS SUBVERSIVOS CONTINÚAN…, APLIQUESE LA LEY

    1. En octubre afianzamos la recuperación de nuestra patria, de la democracia, de la República, y de lo más importante: la justicia. Juicio político a fiscales y jueces que proveyeron impunidad a los funcionarios corruptos.

  8. Hipotéticamente, si el joven Maldonado hubiese estado en el corte de rutas, pregunto, qué hacía allí?, porqué cortaba?, qué reclamaba?, desde cuándo se consideraba mapuche habiendo nacido en la Pcia de Bs As?, además si dicen no reconocerse Argentinos, de qué estamos hablando???
    No perdamos más el tiempo si hace 35 años sacamos a los ingleses de Malvinas, después las perdimos, ahora vamos a permitir que estos vándalos pretendan hacer un territorio sobre nuestro territorio??, o pronto les permitiremos y marcharemos, cómo se hizo el 01/09/17, para que soliciten su independencia??, por ver el árbol no estamos viendo el bosque.

    1. Totalmente de acuerdo con su comentario Antonio. Desde hace años que permitimos una completa confusión entre lo público y lo privado, lo legal y lo ilícito. Al que no le gusta, la puerta siempre está abierta para que vean que “afuera no se jode”.

  9. Es lo que yo dije…es todo una metira para desestabilizar al gobierno, y esto no queda aca, recien empieza, cuando ganemos en octubre se agudizaran las acciones antidemocraticas.

  10. Es una burda operacion previa a las elecciones. Pero está claro que logran sin testigos atestiguar. Son maestros de la falacia y el engaño. Y los argentinos queremos ser más papistas que el papa. Y como en los ultimos 40 años nos corren por izquierda.

  11. Muy bueno el artículo, estoy totalmente de acuerdo con esta teoría, aunque no creo que sea una “obra maestra” al menos en su concepción. Les ha salido bien por la estupidez de muchísima gente que se suma a cuanta marcha y consigna de supuesta defensa de derechos (humanos u otros) ande circulando. Tal vez lógica consecuencia del antiguo “no te metas”, ahora todos quieren participar

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