Metidos en el discurso del odio

Por Pat Buchanan *

Durante un encuentro ciudadano en Iowa la semana pasada, “Beto” O’Rourke, 1 que había prometido elevar el nivel del debate nacional, caracterizó la retórica del presidente Donald Trump como salida de la Alemania nazi. Trump “describe a los inmigrantes como ‘racistas’ y ‘delincuentes’” y como “‘animales’ y ‘una infección’”, dijo Beto. “Bueno, yo podría esperar que alguien describiera a otro ser humano como ‘una infección’ en el Tercer Reich. No esperaría algo semejante en los Estados Unidos de América.” El público festejó ruidosamente la analogía.

Al terminar la semana, la comparación de Beto con el Tercer Reich era igualada en su bajeza por la descripción que Bernie Sanders 2 hizo del presidente para regocijo de los activistas de la Red de Acción Nacional 3 de Al Sharpton: “No me agrada tener que decir esto, pero tenemos un presidente racista, sexista, homófobo, xenófobo y fanático religioso.” Sanders se las ingenió para complacer a casi todos los elementos de la coalición demócrata acusando a Trump de odiar a los negros, las mujeres, los homosexuales, los extranjeros y los musulmanes.

La caracterización de Trump hecha por Sanders recuerda el famoso ataque de Hillary Clinton contra los obreros blancos que le darían la victoria al actual presidente: “Se podría meter a la mitad de los seguidores de Trump en lo que yo llamo la canasta de los deplorables: racistas, sexistas, homófobos, xenófobos, islamófobos, lo que quieran: los juntó a todos.”

Pero mientras las calumnias de Hillary contra las bases de Donald como un parva de norteamericanos decididamente despreciables se produjeron dos meses antes de la elección del 2016, la embestida de Bernie contra la personalidad de Trump arrecia cuando todavía faltan 20 meses para las elecciones de 2020. Si este es el nivel del discurso de Beto y Bernie, dos de los principales candidatos a la nominación, dos años antes de las elecciones, entonces nos espera una de las campañas más repulsivas de la historia.

¿Y qué dice acerca de la democracia el hecho de que así se exprese la política, en su más alto nivel, en la principal democracia del mundo? Y el hecho de que el empleo de ese lenguaje no merezca la amonestación de la gran prensa, ¿qué dice sobre la sinceridad de la exhortación de los medios a unir y sanar el país?

Y si los dirigentes demócratas alientan abiertamente los odios de las bases partidarias con tales calumnias, ¿qué podemos pensar de esos dirigentes? Si realmente creen en tales acusaciones –“Es la verdad y tenemos que reconocerla”, dijo Sanders– ¿por qué los demócratas no le hacen juicio político a semejante ogro y lo apartan de la presidencia? ¿Por qué Nancy Pelosi descartó esa opción?

Al término de una semana en la que retiró a su candidato para conducir la Policía de Inmigración y Aduanas, y vio la partida de su secretaria de seguridad interior, Trump, refiriéndose a los 175.000 inmigrantes aprehendidos durante febrero y marzo cuando cruzaban la frontera, protestó repetidamente: “Nuestro país está lleno.”

Ecos de la Alemania de Hitler, proclamó el Washington Post: “Adolf Hitler prometió ‘espacio vital’ para los alemanes como base de un proyecto expansionista que, según los historiadores, distingue al Tercer Reich de los gobiernos xenófobos de hoy. Sin embargo, los expertos han encontrado paralelismos. ‘Los ecos, lamentablemente, evocan el período nazi’, dijo John Connelly, historiador de la Europa moderna en la Universidad de California en Berkeley, en una entrevista con el Washington Post. ‘La frase exacta puede ser diferente, pero el espíritu es muy similar. La preocupación por un pueblo étnico, nacional, que carece del espacio adecuado es algo que decididamente se puede definir como paralela a la de 1930.’ Las palabras del presidente cobraron mayor peso cuando las repitió el sábado ante la coalición judía republicana de Las Vegas: ‘Nuestro país está lleno, no hay lugar. Lo siento.’”

Los hechos y las palabras de Trump durante la pasada semana parecen anticipar acciones más duras contra la inmigración, pero no es necesario viajar a la Alemania nazi en busca de antecedentes. Los tenemos en nuestra historia. La ley de inmigración de 1924 restringió la inmigración legal a los Estados Unidos y le impuso cuotas étnicas. Esa fue una ley norteamericana, no una ley nazi, y la aplicaron los presidentes Coolidge, Hoover, Roosevelt, Truman, Eisenhower y Kennedy.

Eisenhower, que condujo a los aliados a la victoria contra Alemania, envió al general Joseph Swing a la frontera estadounidense para expulsar a un millón de personas que habían entrado ilegalmente a Texas desde México, cosa que el general efectivamente cumplió. Ike había aplastado el fascismo y entendía que asegurar la patria contra la inmigración ilegal masiva es fascismo sólo en la mente de quienes olvidaron, si es que alguna vez supieron, qué cosa es un país.

A juzgar por sus hechos y sus palabras, Trump evidentemente entiende que éste puede ser el nudo existencial de su presidencia: ¿podrá asegurar la frontera contra lo que parece ser una incontenible invasión desde el sur global?

Y no es ésta una cuestión que atañe sólo a los Estados Unidos. En las capitales de Europa –Budapest, Berlín, París, Roma, Londres, Madrid– el temor más íntimo no es Vladimir Putin al frente de un poderoso ejército ruso en marcha nuevamente hasta el Elba para recrear el imperio de Stalin, sino los centenares de millones de africanos y musulmanes que miran ávidamente hacia el norte, hacia las placenteras tierras de sus antiguas madres patrias.

* Ex asesor de los presidentes Richard Nixon, Gerald Ford y Ronald Reagan, aspirante a la presidencia de los Estados Unidos en 1992 y 1996. Su último libro es Nixon’s White House wars: The battles that made and broke a president and divided America forever.

© Patrick J. Buchanan.
Versión castellana y notas © Gaucho Malo.

  1. Robert O’Rourke es un legislador demócrata texano aspirante a la candidatura presidencial; aunque desciende de irlandeses, se vale del apodo hispano con fines electorales. Otra aspirante demócrata, Elizabeth Warren, presume sin fundamento de tener antepasados cherokees. []
  2. Líder del ala izquierda del partido Demócrata y aspirante presidencial. []
  3. La National Action Network es una ONG de derechos humanos fundada a comienzos de los ’90 en Nueva York por el reverendo Sharpton. []

Califique este artículo

Calificaciones: 1; promedio: 5.

Sea el primero en hacerlo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *