Marx y Freud

«Habría que ver qué teorización surgiría del encuentro intelectual del gigante del colectivismo [Karl Marx] con el titán del individualismo [Sigmund Freud]. Posiblemente una redefinición del hombre como un ser profundamente egoísta por impulso libidinoso, a la vez que epidérmicamente sociable por instinto de supervivencia. Una especie de vicioso y desalmado míster Hyde que, al revés que el personaje de Stevenson, guardase cautivo en el desván freudiano a un virtuoso y altruista doctor Jekyll, cuya hipotética liberación debería pretender cualquier nuevo elixir social transformador propuesto. Un filtro milagrero que despertase en nosotros, de modo que aflorase a la superficie consciente desde el abismo insondado de nuestro yo profundo, en escalada desde el bajo ego al alto ello, desde el antihéroe egoísta que somos hasta el héroe filantrópico que llevamos adormecido en la séptima morada, al Prometeo encadenado por su exceso de amor hacia los hombres y la Pandora rehabilitada con su caja llena ya sólo de esperanza en la raza humana.» –-Fernando Castelló, en El País, Madrid, 3 de noviembre de 1992

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