BUENOS AIRES (CNN) — Las “relaciones carnales” de la Argentina con los Estados Unidos han comenzado a dar sus primeros frutos: lucrativos empleos para ex diplomáticos estadounidenses.
Los dos últimos enviados de Washington ante el gobierno de Buenos Aires están aprovechando los contactos hechos durante sus gestiones oficiales para trabajar como lobbistas de grupos empresarios.
En las últimas semanas, Terence Todman y su sucesor James Cheek han desplegado inusitada actividad en respaldo de sendos grupos que aspiran a asegurarse la concesión de los servicios aeroportuarios en el país.
Pero al ex presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) esta actividad de los embajadores no le gusta en absoluto.
“La diplomacia tiene funciones más altas que el tráfico de influencias comerciales”, dijo en una declaración pública que, aunque no nombra a ninguno de los dos, los alude con toda claridad.
El gobierno está licitando en un solo paquete una concesión por 30 años de los servicios aeroportuarios (excluídos los relacionados con la navegación aérea) en los 33 aeropuertos del país.
En un documento titulado “Lobbies cuestionables”, Alfonsín, de tendencia socialdemócrata, dijo que sus críticas se hacían eco del “asombro” de la opinión pública ante el “carrousel de declaraciones” de los diplomáticos.
“Un ex embajador de los EE.UU, contratado hace pocos días por uno de los oferentes, se ha sumado a otro embajador que lo precediera en el cargo, que aboga por otro competidor”, escribió el ex presidente.
Cheek, un extravagante personaje al que le encanta hacer payasadas frente a los fotógrafos, fue embajador en Buenos Aires hasta 1996. Trabaja para la compañía estadounidense Ogden, que se presenta a la licitación junto con los operadores del aeropuerto de Milán.
Todman, su predecesor en la representación diplomática, fue contratado por el Exxel Group, un fondo de inversiones internacional asociado en este caso a los operadores del aeropuerto de Francfort y al grupo argentino Macri.1
Desde que el gobierno del presidente Carlos Menem se lanzó a revertir las tradicionalmente malas relaciones entre la Argentina y los Estados Unidos, un creciente flujo de inversiones de ese país fue llegando a Buenos Aires.
“La Argentina se va convirtiendo en el centro de atención de empresas mundiales asesoradas por antiguos funcionarios que actúan sin recato”, escribió Alfonsín.
“Ha llegado el momento de ponerle fin a esta comedia de enredos”, agregó el dirigente de 70 años, antiguo crítico de las llamadas “relaciones carnales” con Washington, propuestas por el jefe de la política exterior de Menem, Guido di Tella.
La declaración de Alfonsín se conoció en medio de un remolino nacional centrado en la privatización de los servicios aeroportuarios, resuelta por un decreto del presidente Menem, sin pasar por el Congreso.
Los legisladores reclamaron a la justicia, pero la Corte Suprema falló a favor del ejecutivo en una decisión unánimemente repudiada por la prensa y los partidos políticos opositores, que amenazan con anular todo lo actuado si ganan las elecciones de 1999.
Todman jugó un papel decisivo en las negociaciones que condujeron a la compra por el Exxel Group de las compañías atribuídas al controvertido empresario Alfredo Yabrán.
Entre esas firmas, se encuentran las que operan las tiendas libres de impuestos en todos los aeropuertos argentinos, y las que manejan los depósitos fiscales (mercaderías que ingresan o egresan) en las estaciones aéreas.
De este modo, el Exxel Group y sus asociados asesorados por Todman vieron mejorada su posición frente a la licitación.
–Santiago González
- Raúl Alfonsín falleció en el 2009, James Cheek en el 2011. La licitación la ganó el grupo patrocinado por Cheek, al que se sumó Eduardo Eurnekian, quien a comienzos del 2012 poseía el 89 por ciento de las acciones. (Nota de marzo de 2012) [↩]