Human Rights Watch

La gran prensa suele instalar determinadas instituciones privadas, organizaciones no gubernamentales, como seguros garantes de imparcialidad para denunciar o dirimir ante la opinión pública cuestiones relacionadas generalmente con los derechos humanos y la libertad de prensa. Una de esas instituciones es Human Rights Watch, que con frecuencia suele ocuparse de asuntos relacionados con la región. Sin embargo esta semana un centenar de personalidades encabezadas por los premios Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y Mairead Corrigan Maguire, denunciaron la abundante presencia de ex funcionarios del gobierno estadounidense en los niveles directivos de la entidad, y pidieron a sus autoridades que cerraran la “puerta giratoria” que parece unirla con los sectores que diseñan la política exterior norteamericana. Uno de los mencionados en la denuncia es Tom Malinowski, que antes de incorporarse a HRW fue asesor especial del presidente Bill Clinton y redactor de los discursos de su secretaria de estado Madeleine Albright; en el 2013 dejó HRW para asumir el cargo de secretario de estado adjunto para democracia, derechos humanos y trabajo junto a John Kerry. Otro de los mencionados es Miguel Díaz, analista de la CIA en los ’90, miembro del comité asesor sobre las Américas de HRW entre 2003 y 2011, y ahora funcionario del Departamento de Estado. Según los denunciantes, estos estrechos vínculos con el gobierno norteamericano ponen en tela de juicio la independencia de la organización (cuyo principal sostén es el magnate de las finanzas George Soros), y su imparcialidad. Citan al respecto varios casos de patrones diferentes para tratar situaciones similares. Recuerdan que HRW cuestionó el ingreso de Venezuela al Consejo de Derechos Humanos de la ONU por sus malos antecedentes en la materia, pero nada dijo sobre la participación de los Estados Unidos en ese mismo consejo, pese a su violación de los derechos humanos en casos como el de los prisioneros ilegalmente trasladados a la base de Guantánamo y detenidos allí. “La estrecha relación de HRW con el gobierno de los Estados Unidos tiñe estos ejemplos con la apariencia de un conflicto de intereses”, dijeron los denunciantes. –S.G.

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