EE.UU. rumbo al socialismo

Por Pat Buchanan *

Apenas cumplidas siete semanas de su presidencia, Joe Biden firmó una ley de alivio a las consecuencias de la Covid-19 por 1,9 trillones [estadounidenses] de dólares. Una de las mayores autorizaciones de gasto de la historia, fue aprobada sin el voto de un solo republicano. El plan incluyó pagos directos de hasta 1.400 dólares a la mayoría de los estadounidenses, extendió hasta el 6 de septiembre una mejora de 300 dólares semanales en el seguro de desempleo, y expandió durante un año el crédito impositivo por hijo. También destinó 350 billones [estadounidenses] de dólares a programas de ayuda estaduales, locales y tribales.

El pasado fin de semana, un grupo bipartidario de senadores terminó de diseñar un plan de un trillón de dólares destinado a reparar y ampliar la infraestructura nacional en materia de caminos, puentes, puertos, aeropuertos y banda ancha. Previamente, este plan trillonario de infraestructura había obtenido la luz verde de 17 senadores republicanos, entre ellos Mitch McConnell. “El Convenio Bipartidario sobre Infraestructura es el mayor proyecto de ley de infraestructura en un siglo”, se jactó Biden. “Va a impulsar la economía, va a crear empleo bien pago, y va a poner a los Estados Unidos en carrera para conquistar el futuro”.

A esto le seguirá una iniciativa de 3,5 trillones de dólares destinada a la reconstrucción de los Estados Unidos, que también va a ser sancionada sin apoyo republicano, mediante un procedimiento llamado “de reconciliación”, que le permite al Senado aprobar medidas por simple mayoría. El plan de los 3,5 trillones buscaría expandir los programas sociales y ambientales, extender el alcance de la educación y la atención sanitaria, imponer el costo a los ricos, y enfrentar el desafío del siglo: el cambio climático. Entre los programas a financiar se encuentra la educación preescolar para todos los niños de 3 y 4 años, dos años de escuela de oficios gratuita, requisitos de energía limpia para los prestadores de servicios públicos y rebajas del precio de los medicamentos. Se extenderán los beneficios de Medicare y habrá una amnistía para millones de inmigrantes ilegales. Todo lo que necesita para que esto se convierta en ley es una mayoría demócrata en la cámara conducida por Nancy Pelosi, el voto de los 50 senadores demócratas y la firma de Biden.

Después de haber conseguido la aprobación de su paquete de ayuda de 1,9 trillones por la Covid-19, si Biden logra el proyecto de infraestructura de un trillón y el paquete asistencial de 3,5 trillones, habrá expandido el gasto federal en seis trillones de dólares. Esto representa el mayor avance hacia el socialismo conducido por un presidente estadounidense, superior al Nuevo Acuerdo de Franklin D. Roosevelt en la década de 1930 y a la Gran Sociedad de Lyndon B. Johnson en la década de 1960. Si Biden se sale con la suya y consigue todo lo que se ha propuesto, esto no representará un salto cualitativo hacia el socialismo de estilo europeo. Para los Estados Unidos, significará cruzar un límite del que la historia enseña que no hay retorno.

“Un billón aquí, un billón allá, y enseguida estamos hablando de dinero en serio”, dijo en la década de 1960 el senador Everett Dirksen, en tiempos en que lideraba una maltratada minoría republicana en el Senado tras la derrota de Barry Goldwater. Hoy no estamos hablando de billones, sino de trillones y esos seis trillones de gasto que persigue Biden se traducen en más de seis mil billones de dólares.

Al día de hoy, sin embargo, ni el proyecto de infraestructura ni la ley ómnibus de 3,5 trillones son cosa hecha, aunque el primero parece más probable que la segunda. Pero si ambos resultan aprobados, crearán nuevas marcas y nuevas realidades para el gobierno estadounidense. La deuda federal será superior a la economía norteamericana por primera vez desde la Segunda Guerra. Los déficits de este año y el pasado, de aproximadamente tres trillones por año, ya superan cualquier otro déficit desde la Segunda Guerra.

La aprobación de la ley ómnibus de 3,5 trillones de dólares constituiría un salto cualitativo en la cantidad de estadounidenses que dependen del gobierno federal para su subsistencia. Aumentaría la proporción de quienes consumen impuestos respecto de los que pagan impuestos. Significaría aceptar la noción de que el verdadero motor del crecimiento económico en los Estados Unidos, el auténtico e indispensable proveedor del que una porción cada vez más grande del pueblo norteamericano depende para su alimentación, vivienda, salud, educación e ingresos es el gobierno, no el sistema de mercado libre.

En cuanto al Partido Republicano, el partido conservador de los impuestos bajos, los presupuestos equilibrados y las soluciones de mercado para los problemas, el debate fiscal quedará liquidado de una manera nuca vista en el pasado. La aprobación del proyecto ómnibus de 3,5 trillones de dólares representaría el triunfo del liberalismo de la Gran Sociedad sobre el conservadurismo reaganiano.

En su primer discurso inaugural, el presidente Ronald Regan declaró que el gobierno no es la solución para nuestros problemas, sino que el gobierno es el problema. En su mensaje sobre el Estado de la Unión de 1996, el presidente Bill Clinton pareció reconocer el triunfo del reaganismo sobre el liberalismo y el socialismo. “Sabemos que el gran gobierno no tiene todas las respuestas. Sabemos que no puede haber un programa para cada problema. Hemos trabajado para ofrecerle al pueblo norteamericano un gobierno más chico y menos burocrático en Washington. Y le brindamos al pueblo norteamericano un gobierno que vive dentro de sus posibilidades”, dijo. “La era del gran gobierno terminó.”

En 2021, Biden y su partido afirman: Clinton se equivocó al concederle la victoria al reaganismo. Cuando el país se enfrenta a una gran crisis, la razón la tenía Franklin D. Roosevelt. El gran gobierno es la solución.

Si el escenario resulta extraño es porque estamos cruzando un límite. Estamos ingresando al país del senador Bernie Sanders y de la representante Alexandria Ocasio-Cortez.

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1 opinión en “EE.UU. rumbo al socialismo”

  1. Un espanto que si se concreta habra abierto la puerta del desastre para los EEUU. Pero tal vez sea la solucion para nuestros problemas: podriamos exportar a nuestros politicos gastomaniacos. Los ejemplares, de los que tenemos una verdadera superproduccion, serian verdaderos lideres a los que habria que seguir sin vacilar. No olvidemos que en la nefasta epoca de la convertibilidad, el siniestro Domingo Felipe Cavallo fue calificado de “heroe” en esas tierras. Podriamos enviarle unos cuantos “heroes” como ese, y aun otros peores, ya que en estas tierras abundan. Claro que tambien habria que enviarle una cantidad importante de estupidos votantes para que los apoyen. La tentacion totalitaria parece ser demasiado grande para que los politicos puedan soportarla.

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