Avisos de campaña

A veces los avisos de campaña dicen más acerca de los candidatos y sus intenciones que lo que los propios interesados intentan decir. Esto ocurre siempre en el campo de la comunicación humana y no debería sorprendernos. Por ejemplo, el aviso en el que José Luis Espert y su compañero de fórmula discuten entre sí en un escenario vacío y sin atributos sobre los problemas del país habla a gritos sobre el autismo de su propuesta. Los Fernández habían empezado bien antes de las PASO con un aviso centrado en la cotidianeidad familiar y la vida normal, el mínimo común denominador de las aspiraciones ciudadanas. Subido al caballito de la victoria, ahora Alberto aparece en los avisos y se multiplica como el padre-estado protector que brinda su abrazo cálido y mortal a unos súbditos excesivamente confiados. La izquierda promueve en vivos colores consignas como “Que la crisis la paguen los capitalistas” a las que le sienta mejor el sepia: la discordancia se nota, y resulta chocante. Gómez Centurión empequeñece su propuesta machacando exclusivamente en que votar a los Fernández es votar aborto, y hasta en ese mismo punto se queda corto. Al omitir que votar a Macri también es votar aborto, justifica a quienes acusan a su sigla de ser una colectora cambiemita. El peor aviso de todos, para mi gusto, es el de Macri y “te escuché”. Suena a marido infiel suplicando con la cola entre las piernas el perdón de la engañada (“te escuché lo de la canilla que goteaba”, “te escuché cuando pediste que usara los patines”) y prometiendo que si le dan una nueva oportunidad todo va a volver a ser como antes, mejor que antes. El aviso que más me gustó, por su originalidad, es el que presenta a Lavagna y su equipo, todos de pie, a la distancia precisa uno de otro, el líder claramente identificable. Firmes, serios, seguros, convencidos de su capacidad para afrontar cualquier desafío, semejan uno de esos grupos de élite de las películas, con nombres como Fuerza Delta o Escuadrón Magnum. Listos para entrar en acción, sin ninguna ansiedad personal, y sólo si se lo piden. –-S.G.

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