Aviso de desalojo

El resultado de la elección celebrada este fin de semana en Santa Fe debe haber llegado a los oídos de la Casa Rosada con la perentoriedad de un aviso de desalojo. Tal como había ocurrido semanas atrás en la capital federal, la sorpresa no fue la derrota del kirchnerismo (prevista incluso por las encuestas, lo cual ya es mucho decir) sino la magnitud de la derrota.

El jefe de gabinete Aníbal Fernández evitó esta vez sus habituales desbordes verbales y admitió que el desempeño del candidato oficial Agustín Rossi no había sido bueno. No pudo emplear las descalificaciones obsequiadas a los votantes de la capital (egoístas, derechistas, racistas, apolíticos) contra una provincia gobernada por socialistas y con un alto nivel de cultura política.

El impresionante respaldo obtenido por Miguel del Sel, una persona sin antecedentes políticos, que apuntaló su carisma personal con los apoyos de Mauricio Macri, Eduardo Duhalde y sobre todo Carlos Reutemann, plantea interrogantes sobre el futuro no sólo del kirchnerismo, sino también de los espacios en construcción, hacia la centroizquierda y la centroderecha.

Respecto del kirchnerismo, la primera lección que arroja Santa Fe es que el postulado de que “Cristina ya ganó” no pasa de ser una astuta consigna publicitaria. El oficialismo llegará a las internas del 14 de agosto cargando el peso de dos grandes derrotas y una impotencia: en Córdoba habrá elecciones una semana antes, y allí no consiguió siquiera armar una lista propia.

La segunda lección pareciera indicar una clara tendencia del votante peronista a separar cuando puede a los elementos kirchneristas. En la capital, el legislador de La Cámpora Juan Cabandié sacó la mitad de votos que Daniel Filmus; en Santa Fe, Rossi obtuvo apenas un tercio de los votos que consiguió la legisladora María Eugenia Bielsa, más distante de la Casa Rosada.

Las consecuencias de estas dos lecciones se proyectan, sumadas, hacia las internas abiertas: El 14 de agosto se verá si Cristina Kirchner se asegura el imprescindible piso del 40 por ciento, o si al menos una parte del voto peronista se desplaza hacia candidatos de perfil más apegado a la tradición partidaria, como Eduardo Duhalde o Alberto Rodríguez Saa.

Tal como han quedado las cosas, la suerte de Cristina depende de la provincia de Buenos Aires. Habrá que ver entonces, a la luz de las experiencias en la capital y en Santa Fe, cuán cerca se muestra Daniel Scioli de la presidente, y cuán cerca de Scioli se muestra la presidente. Algunos antikirchneristas enragés pretenden instalar un nuevo postulado: “Cristina es piantavotos”.

El resultado de la elección santafesina se proyecta también sobre la construcción de un espacio político de centroizquierda, que hoy postula para la presidencia al gobernador de la provincia Hermes Binner. El Frente Progresista que encabeza ganó la elección e impuso a Antonio Bonfatti como futuro gobernador, pero su desempeño sufrió la erosión del huracán Del Sel.

Apenas tres puntos y medio separaron a Bonfatti de Del Sel, y ése es un resultado magro para el Frente, que en Santa Fe incluye al Partido Socialista, la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica, y el GEN. Cuatro fuerzas políticas con claras plataformas y experiencia de gestión a gatas pudieron con un político novato, armado con un mensaje sencillo de honestidad y buena onda.

El Frente Progresista orientado por el socialismo ofrece casi por primera vez la oportunidad de presentar a la sociedad una opción de centroizquierda con estructura de alcance nacional y un candidato a la presidencia creíble y con probada experiencia en la gestión. Pero esa oportunidad parece socavada por sus propios integrantes, y debilita al Frente a los ojos del electorado.

De hecho, el armado conseguido en Santa Fe no se repite en otros lugares del país, y más por una cuestión de egos que de estrategia. No se entiende por ejemplo por qué Pino Solanas presenta una candidata a presidente propia, ni por qué la UCR se une a la centroderecha en la provincia de Buenos Aires, ni por qué la CC hace acuerdos en unos lugares y no en otros.

También la elección santafesina ilumina el espacio de la centroderecha, y lo ilumina con luces favorables. Las cabezas de este espacio parecen moverse con mayor inteligencia, y en todo caso saben medir la oportunidad y la intensidad de sus apariciones en escena. Los resultados obtenidos en esa provincia y en la capital los sorprendieron incluso a ellos mismos.

Macri descubrió a Del Sel y lo puso en marcha cuando aún pensaba postularse a la presidencia; no lo abandonó cuando desistió de esa idea. Duhalde le brindó su apoyo explícito, pero no lo atosigó ni se apresuró a treparse al carrito victorioso. A Reutemann le bastaron tres palabras, “No soy kirchnerista”, para darse a entender y endosarle el respaldo de sus seguidores.

Las internas abiertas del 14 de agosto servirán para medir el apoyo real con que cuenta el kirchnerismo en el país después de haber recorrido el camino de Damasco de estos comicios en grandes distritos electorales, y también servirán para comenzar a identificar cuál será el gran rival de Cristina en las presidenciales de octubre, el ejecutor del desalojo.

Los postulantes para protagonizar el duelo son, de izquierda a derecha, Binner, Ricardo Alfonsín, Elisa Carrió, Rodríguez Saá y Duhalde. Los tres primeros sufrieron lesiones de leves a graves en capital y Santa Fe; el cuarto frustró una interna del peronismo federal; el quinto probablemente atraiga el ahora significativo apoyo de Macri, Reutemann, y mucho peronismo no kirchnerista.

–Santiago González

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2 opiniones en “Aviso de desalojo”

  1. Creo que el voto a Del Sel fue una extensión del “que se vayan todos”. Charlando con gente de Santa Fe que votó a este candidato, explicó que él era conocido por la sociedad santefesina y que saben que es una persona con mucha plata, pero que la hizo trabajando desde abajo y creen en su honestidad.

    Esto para mí resume el descreimiento que aún tenemos (me incluyo) de la clase política “tradicional”, en la que la gente prefiere votar honestidad y trabajo que cualquier otra supuesta virtud esgrimida desde un atril o canal de TV.

    La gente parece tener la intención de que se hagan las cosas bien, y como corresponde, honestamente y con trabajo. Esperemos que este mensaje se propague al resto de la población y a las futuras elecciones.

    1. Es cierto. La gente busca salir de la trampa de la política tradicional, y ofrece oportunidades a nuevos actores, como Del Sel. Por otro lado, creo que también atrajo el “voto castigo” de quienes quisieron ver a Rossi en el tercer lugar. Gracias por su comentario.

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