La agonía de las naciones

Por Pat Buchanan *

Al hablar la semana pasada en Conroe, Texas, el ex presidente Donald Trump acusó a su sucesor de permitir que millones de migrantes ingresen ilegalmente al país a través de nuestra frontera meridional. “Para nosotros -atronó Trump- la frontera más importante no es la frontera de Ucrania, sino la frontera de los Estados Unidos. Antes que despachar tropas para defender una frontera en Europa, Joe Biden debería enviarlas a defender nuestra frontera aquí mismo, en Texas.”

De este modo Trump puso el acento en una cuestión no sólo primordial para las elecciones de este otoño [boreal]; puso el acento en una de las cuestiones más relevantes y divisivas de nuestra época. ¿Qué importa más, la defensa de nuestro país frente a una invasión de migrantes del Tercer Mundo, o la defensa de las fronteras de naciones distantes, que poco o nada tienen que ver con la seguridad o la supervivencia de los Estados Unidos? ¿Por qué debería importarle a los Estados Unidos quién gobierna la Donbas rusificada?

Esta “cuestión de fronteras” impregna otros dilemas de los republicanos. Porque los migrantes ilegales que uno puede ver en la televisión parecen ser en su mayoría jóvenes que con toda probabilidad habrán de agravar la crisis delictiva de tiroteos y asesinatos que azota a las ciudades norteamericanas. La inmigración ilegal es también una vía por la que ingresan a los Estados Unidos las drogas ilegales. El año pasado más de 100.000 estadounidenses, en su mayoría jóvenes, murieron de sobredosis, y dos tercios de esos estadounidenses sucumbieron al fentanilo, que se produce en China e ingresa vía México.

El acento puesto por Trump en la cuestión de las fronteras extranjeras que defendemos y la frontera estadounidense que desamparamos también divide al Partido Republicano. El ala intervencionista del partido busca el enfrentamiento con la Rusia de Vladimir Putin, mientras que los nacionalistas de Primero los Estados Unidos exhortan a reorientar tropas y recursos a nuestra propia y desgarrada frontera meridional.

La inmigración ilegal se erige en asunto primordial no sólo en los Estados Unidos sino en toda Europa.

En Francia, los cuatro candidatos presidenciales más importantes -el saliente Emmanuel Macron, la nacionalista Marine Le Pen, la centroderechista Valerie Precresse y el derechista Eric Zemmour- ponen el foco en la invasión de Europa, y adoptan una actitud más dura. Mientras Trump hablaba en Texas, los líderes de dos naciones de la OTAN fronterizas con Ucrania acudieron a Madrid para un encuentro organizado bajo la consigna “Defender a Europa”. Y la amenaza que los condujo a la capital de España no fue la presencia militar rusa junto a las fronteras de Ucrania.

Informa el New York Times:

“En lugar de ocuparse de la amenaza rusa sobre la frontera oriental de Europa, el encuentro al que asistieron los primeros ministros de Polonia y Hungría, Mateusz Morawiecki y Viktor Orban, se centró en lo que los líderes populistas mencionan con su amenaza más apremiante: la inmigración, la declinación demográfica y la Unión Europea…

“La candidata presidencial ultraderechista de Francia, Marine Le Pen, admiradora declarada del Kremlin, también estuvo presente en el cónclave de dos días…

“La declaración emitida tras la reunión en Madrid no hizo mención de Ucrania… En cambio, subrayó la necesidad de constituir un frente unido en favor de las ‘políticas de familia’, la cristiandad, y el freno a la inmigración. La Unión Europea, dijo la declaración, se ha ‘alejado de la realidad’ y conduce al ‘suicidio demográfico’.”

En una palabra, mientras las élites occidentales están alarmadas por las fronteras de Ucrania y los emplazamientos militares del Kremlin, a buena parte de Europa le importa más su propia declinación moral, cultural y demográfica: aborto, derechos LGBT, baja tasa de natalidad y muerte del cristianismo.

Esta gente cree que Europa está en peligro de muerte. A estos europeos les preocupa que las naciones y los pueblos que sus padres y abuelos conocieron dejen de existir. Su mayor temor no es la Rusia de Putin sino el superestado de la Unión Europea, cuyo dominio conduce inexorablemente a la declinación y desaparición de las diversas naciones étnicas.

Para los líderes de Hungría y Polonia, y para los partidos tradicionalistas y derechistas de Europa, la nacionalidad es más importante que los sistemas políticos. El húngaro Viktor Orban, por ejemplo, no ve en la Rusia de Putin una amenaza para su país, y provee incentivos económicos para que las familias húngaras tengan más hijos.

Pensemos esto: si las tasas de natalidad de los grupos que históricamente compusieron las naciones de Europa se encuentran ahora por debajo del nivel de reemplazo (2,1 hijos por cada mujer), esos pueblos van en camino a convertirse en minorías en sus propios países y eventualmente a desaparecer.

La extinción se cierne en el horizonte.

¿Por qué los habitantes de esas naciones deberían preocuparse por las fronteras de terceros países, cuando sus propios países se están extinguiendo lentamente? ¿Y por qué los futuros habitantes de Europa en el año 2100, procedentes de Asia y África, y que habrán de heredar, poblar y gobernar esas tierras, se van a preocupar por las antiguas fronteras creadas por la historia de los europeos de ayer?

Así como los pueblos de Europa están divididos entre los que temen la muerte demográfica a largo plazo y los que temen el dominio autocrático ruso en el corto plazo, también los norteamericanos están divididos. Nuestra clase dirigente, para la cual la gran controversia mundial es entre autocracia y democracia, está dispuesta a luchar por el triunfo de ésta sobre la anterior. La otra mitad de los Estados Unidos está más preocupada por el carácter y la composición, presente y futura, de su propia nación, que también parece estar agonizando.


* Ex asesor de los presidentes Richard Nixon, Gerald Ford y Ronald Reagan, aspirante a la presidencia de los Estados Unidos en 1992 y 1996. Su último libro es Nixon’s White House wars: The battles that made and broke a president and divided America forever.

© Patrick J. Buchanan.
Versión castellana y notas © Gaucho Malo.

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3 opiniones en “La agonía de las naciones”

  1. Interesante el punto de vista del autor sobre las fronteras norteamericanas y euro-rusas, pero en este momento me preocupa primordialmente la anarquía de nuestro país que parece regalado para cualquier interesado….que hasta lo andan ofreciendo.

    1. Concuerdo plenamente contigo.
      Para el problema pan-europeo está el Plan Kalergi, como muestra, y a los EEUU les preocupa de sus límites hacia dentro, porque hacia afuera tienen razones para TODO.

  2. Comparto plenamente las ideas del desagradable mr. Trump. En nuestro degradado país pasa exactamente lo mismo. Los horribles políticos que una y otra vez elegimos no vacilan en darle todo tipo de irritantes facilidades a mapuches, narcotraficantes peruanos y bolivianos y mafiosos paraguayos. En materia de votos, cualquier marginal les viene bien.

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