¡A las cosas, a las cosas!

En resumidas cuentas, el mensaje que Barack Obama y su esposa transmitieron a los argentinos durante su breve paso por Buenos Aires fue que ya es hora de ponerse a trabajar. En ese punto insistieron cada vez que tomaron contacto no con los funcionarios sino con representantes de la sociedad en su conjunto. Lo hizo Michelle ante las estudiantes al relatar sus propios sacrificios para llegar al lugar donde se encuentra, lo hizo Barack en su encuentro con los jóvenes promisorios. Lo hicieron al mencionar, cada uno de ellos, a diversos argentinos destacados por su trabajo, su ingenio, su esfuerzo. Lo hicieron, además, con su ejemplo: después de jornadas igualmente exigentes en Cuba, al cabo de un viaje cansador que los trajo a la ciudad en mitad de la noche, desplegaron tal cantidad de energía, de creatividad, de inspiración, extendida incluso hasta el baile y el brindis en las últimas horas de la noche, que abrumaron a quienes trataron de seguirles el ritmo. En definitiva, trabajar es eso: es lograr que algo que no existía a la mañana cuando partimos hacia nuestras ocupaciones, exista a la noche cuando emprendemos el regreso al hogar. Trabajar es hacer, no hablar, ni discutir, que históricamente han sido nuestros pasatiempos favoritos. Hace más de 75 años, José Ortega y Gasset, que nos tenía bien estudiados, se hartó un día de nuestra indolencia y nuestra insaciable pasión por la polémica estéril (de prosapia tan hispana, por otra parte) y pronunció su famosa frase: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas!” Así se la recuerda, pero la exhortación era más amplia: “Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. No presumen ustedes el brinco magnífico que dará este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a abrirse el pecho a las cosas, a ocuparse y preocuparse de ellas directamente y sin más, en vez de vivir a la defensiva, de tener trabadas y paralizadas sus potencias espirituales, que son egregias, su curiosidad, su perspicacia, su claridad mental secuestradas por los complejos de lo personal.” Aquella interpelación del pensador español y ésta que hoy nos hace el presidente estadounidense merecen de una vez nuestra respuesta, que bien podría resumirse en dos palabras familiares para Obama: “¡Sí, podemos!” –S.G.

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2 opiniones en “¡A las cosas, a las cosas!”

  1. Creo que es como un tuit que dice “no hay que volver a los 90, que fueron fantásticos, hay que ir al 2020”. A contramano del periodista de La Nación que increpó a Obama por “La Dictadura”, debemos dejar de llorar por el pasado. Las heridas son reales, pero hay que sanarlas y cambiar de página.

    Obama y Macri tienen sus defectos, pero en esto no se equivocan. Es un gran momento de motivación y aprendizaje, estoy seguro de que muchos de nosotros aprovecharemos la oportunidad y seremos grandes. El poder y la autoridad vienen por añadidura, lo que se necesita es esfuerzo, pasión, humildad, creatividad, visión. Todo esto hace a lo que los yanquis decretaron como derecho inalienable: “the pursuit of happiness”.

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