En un país fraudulento, Roberto Sánchez no defraudó. Fue leal consigo mismo y con su audiencia. En un país que no respeta, fue respetuoso. Se respetó a sí mismo y respetó al público que fue construyendo en cada etapa de su carrera. En un país de parásitos, no cosechó lo sembrado por otros: se contó entre quienes abrieron surcos.
El público –lo estamos viendo– retribuyó lealtad con lealtad, respeto con respeto, trabajo con reconocimiento. La gran mayoría silenciosa –lo vimos el año pasado con Alfonsín– no se engaña, ni se deja engañar por la charlatanería o la fantochada, y guarda sus afectos y su aprecio para las figuras de buena madera.
Sandro fue uno de los protagonistas de una época de la Argentina, más ingenua, más amable, más generosa, más confiada, más cordial, más hospitalaria. Esa Argentina fue asaltada a sangre y fuego por los dos terrorismos, fue degradada hacia la vulgaridad y la chabacanería por los medios de comunicación. Continuar leyendo “Sandro (1945-2010)”