Los que no leen Gaucho Malo –una apreciable mayoría, todavía– no saben lo que se pierden. En una nota publicada el año pasado, Tilingos, marmotas, creyentes, le tomé el pelo a los medios especializados en economía y en deportes por su inveterada costumbre de no informar. “Los precios arreglados son tan comunes como los partidos arreglados, y las cuevas financieras tan conocidas como los reductos de los barras bravas”, escribí entonces, como muestra de los temas... Continúa →