Bush: un legado despilfarrado

Por Pat Buchanan *

A George H.W. Bush le tocó liquidar el partido. Llamado a resolver las últimas jugadas de la Guerra Fría, Bush manejó con admirable destreza la caída del Muro de Berlín, la unificación de Alemania, la liberación de 100 millones de europeos del Este y la disolución de la Unión Soviética en 15 naciones independientes. Completada la misión que le encomendó la historia, se retiró.

¿Y qué fue del mundo que dejó detrás? ¿Qué ocurrió con ese mundo donde los Estados Unidos eran la única superpotencia y que, según Bush, debía conducir a la creación del Nuevo Orden Mundial?

La Rusia que por entonces era conducida por Boris Yeltsin, un hombre desesperado por convertirse en nuestro amigo y aliado, es gobernada ahora por un autócrata nacionalista. ¿No es Vladimir Putin la reacción inevitable al tratamiento que dispensamos a Rusia como un reincidente poco confiable y peligroso, a nuestra expansión de la OTAN en los Balcanes, el Báltico oriental y el Mar Negro, el porche completo de la Madre Rusia? Los Estados Unidos, que en sus primeras décadas de vida proclamaron la Doctrina Monroe, ¿creían acaso que una gran nación como Rusia iba a tolerar para siempre la presencia a sus puertas de una alianza hostil encabezada por una superpotencia distante?

En ese mismo cuarto de siglo en el que tratamos a Rusia como un delincuente sospechoso, acogimos a China como al hijo pródigo. Abrimos de par en par nuestros mercados a los productos chinos, la llevamos de la mano a la OMC, y contemplamos con una sonrisa aprobadora cómo las empresas norteamericanas mudaban su producción allí. Beiyín supo corresponder: manipulando su moneda, acumulando centenares de miles de millones de dólares de superávit comercial con nosotros, y robándonos tecnología cuando no la podía extraer de nuestras industrias en China. Beiyín llegó a enviar estudiantes espías a las universidades norteamericanas. Ahora se le cayó la máscara. China reclama soberanía sobre todas las aguas que la rodean, construye bases insulares en el Mar del Sur de la China y despliega armamentos para hacer frente a los portaaviones estadounidenses. Al crear puertos y bases en Asia y África, al enfrentar a Taiwan, es claro que China considera a los Estados Unidos como un poder rival potencialmente hostil, y trata de alcanzar la hegemonía en el Pacífico occidental y en el Asia oriental.

¿Y quiénes produjeron las políticas que llevaron a que el “poder unipolar” de 1992 terminara siendo desafiado por estas dos grandes potencias que ahora colaboran contra nosotros? ¿No fueron acaso los tres ex mandatarios que se mostraron tan incómodos en la compañía del presidente Donald Trump durante el funeral de Bush?

A fines del siglo XX, Osama bin Laden nos declaró la guerra por haber instalado bases militares en el suelo sagrado de la Meca y Medina; y el 11 de septiembre de 2001 hizo realidad esa declaración. Los Estados Unidos respondieron, invadieron Afganistán, derrocaron a los talibanes y se dispusieron a edificar un gobierno afgano según los principios norteamericanos. Tras declarar que estábamos asediados por un “eje del mal”, Bush hijo atacó y ocupó Irak. En seguida contribuimos a encender una guerra civil en Siria, que con centenares de miles de muertos y millones de desplazados, dio lugar al mayor desastre humanitario del siglo. Después vino nuestro ataque a Libia, y el apoyo a Arabia Saudí en su intento de aplastar a los rebeldes hutíes en Yemen, una guerra que según muchos ya ha superado a Siria en términos de catástrofe humanitaria. ¿Dónde están los frutos de nuestra guerra eterna en el medio oriente que justifiquen los 7.000 norteamericanos muertos, los 60.000 heridos y los incontables billones de dólares perdidos?

Desde que George Bush padre dejó la Casa Blanca, los Estados Unidos han acumulado 12 trillones [estadounidenses] de dólares de déficits comerciales, perdieron miles y miles de plantas manufactureras y cinco millones de puestos de trabajo fabriles. Nuestra independencia económica es historia antigua.

Desde que Bush padre concluyó su mandato, el Partido Republicano respaldó una política migratoria que atrajo al país a decenas de millones de personas, en su mayoría no calificadas y pobres, la mitad de ellas ilegales. Resultado: la coalición Nixon-Reagan que en los 70 y los 80 produjo triunfos arrolladores en 49 estados ya es historia, y el candidato republicano ha perdido el voto popular en seis de las últimas siete elecciones presidenciales.

Desde 1992 a 2016, el establishment norteamericano desestimó desdeñosamente como “aislacionistas” a quienes se oponían a sus guerras por la democracia en el medio oriente, y como “proteccionistas” a quienes advertían que al acumular esos masivos déficits comerciales estábamos exportando el futuro de los Estados Unidos. El establishment desestimó airadamente a quienes dijeron que llevar la OTAN a los umbrales de Rusia iba a irritar y contrariar permanentemente a una poderosa potencia militar. Ridiculizó a quienes ponían en cuestión la confraternidad con los dirigentes chinos que defendían la matanza de Tiananmen.

El establishment ganó las grandes batallas políticas hasta 2016. Pero ¿qué hicieron por su país en esas décadas los cruzados de la democracia, los globalistas, los progresistas de fronteras abiertas y los intervencionistas? Esos ex presidentes que se sentaron junto a Trump en la Catedral Nacional, y el establishment que ocupaba las bancas detrás de ellos, ¿comprendieron acaso que fueron sus políticas, sus fracasos, los que engendraron esos nuevos Estados Unidos de América que se irguieron para expulsarlos, y encumbrar a Donald Trump?

* Ex asesor de los presidentes Richard Nixon, Gerald Ford y Ronald Reagan, aspirante a la presidencia de los Estados Unidos en 1992 y 1996. Su último libro es Nixon’s White House wars: The battles that made and broke a president and divided America forever.

© Patrick J. Buchanan.
Versión castellana y notas © Gaucho Malo.

Califique este artículo

Calificaciones: 3; promedio: 5.

Sea el primero en hacerlo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *