Epílogo para argentinos

Los que reclaman el voto ciudadano deben explicar de qué manera piensan insertar a la Argentina en el mundo y para qué

  1. Polaridades
  2. Distensión en medio oriente
  3. Tremolina en Europa
  4. Desdolarización
  5. Epílogo para argentinos

Para definir su política internacional un país tiene que haber decidido primero qué es lo que quiere ser, qué idea de sí mismo se ha formado, cómo imagina su futuro, y cómo prepara su marcha hacia ese futuro. A partir de allí diseña entonces la manera como se va a relacionar con los demás, de modo tal que esos vínculos le ayuden en algunos casos a avanzar hacia sus objetivos y en otros lo obstaculicen lo menos posible. Ese proceso nunca va a ser lineal y sin sobresaltos, porque los demás tienen también sus propósitos, sus enemigos y sus aliados, y porque todo eso cambia continuamente, influyendo directamente sobre el proyecto nacional, acelerándolo, desviándolo u obligándolo a retroceder y replegarse. Y a modificar los propios objetivos y reconfigurar el elenco de los amigos y los enemigos.

Las notas precedentes, apoyadas en tres episodios recientes de la escena internacional, pretenden dar una imagen del mundo tal como hoy se nos presenta, las tensiones que lo agitan, y las nuevas configuraciones que parecen perfilarse en el horizonte. Cualquier proyecto nacional deberá tener en cuenta estas cuestiones, porque dibujan el marco en el que ese proyecto deberá desenvolverse. La Argentina se asoma a los tumbos a un proceso electoral que promete ser tan difícil como decisivo para su futuro, y una oferta política seria debe tener en cuenta las condiciones externas y dar cuenta al electorado de qué manera se propone insertar su proyecto político en el escenario visible.

Ésa es la clase de definiciones que un ciudadano tiene derecho a esperar de los candidatos que reclaman su voto, no dejarse arrastrar por la mayor o menor virulencia con que ese candidato critica a sus predecesores o sus competidores, ni por la contundencia imprecisa con la que promete cambiar las cosas y terminar con todo: hay demasiada experiencia acumulada como para saber que esas grandes palabras se traducen después en hechos insignificantes. Una buena manera de evaluar a un político aspirante es prestar atención a sus definiciones sobre política internacional, porque ellas -o la ausencia de ellas- suelen ser muy reveladoras sobre las intenciones que lo impulsan a buscar el poder. Si lo que escucha son vaguedades del tipo “Tenemos que estar con Occidente” o “Tenemos que hacer lo que hacen los países que funcionan” busque en otro lado. Hoy esas cosas no significan nada.

Tenemos un país rico en recursos naturales, escaso en población, y con un territorio cuya extensión lo ubica en el octavo lugar en el mundo, y tenemos al mismo tiempo un país absolutamente indefenso, con una clase dirigente cobarde, mal educada y corrupta que carece del menor sentido de patria. Podría decirse que nos encontramos en una situación extremadamente vulnerable. Tanto en mi anterior serie de notas, “Tres mujeres infames”, como en la que aquí concluye quise poner el foco en algunos acontecimientos internacionales que la gran prensa suele presentar de manera incoherente, fragmentaria o directamente mentirosa. Creo que ayudan a formarnos una idea de cómo es el mundo que nos rodea, y cuáles son los rumbos en los que parece moverse. En ese contexto, la Argentina parece institucionalmente tan débil que bien podría darse el caso de que tengamos que asumir nosotros mismos la responsabilidad de su defensa. –S.G.

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4 opiniones en “Epílogo para argentinos”

  1. El DESAFÍO es ahora para los ciudadanos y no para los políticos. Aprender a DEFENDER NUESTROS DERECHOS, a OBJETAR, a CUESTIONAR y a RECHAZAR las políticas ALINEADAS CON EL GUIÓN GLOBALISTA será nuestra nueva GESTA en un entorno de COLAPSOS PREFABRICADOS. Ya ESTAMOS HARTOS de NATURALIZAR lo ANTINATURAL y de NORMALIZAR lo ANORMAL. Ahora hay que emular aquella exhortación de Ortega y Gasset cuando le sugirió a sus conciudadanos esta inolvidable invitación: “¡ESPAÑOLES, A LAS COSAS!” Trasladado a nuestro pueblo: ¡¡¡¡¡¡Argentinos, a las cosas!!!!!!

    1. Que poco parecen ser las “cosas”.!!! Hace falta tener la lucidez y la voluntad en principio, para enumerarlas. Hasta ahora no he visto a ningún polìtico con la valentía de hacerlo…y luego llevarlo a cabo.
      Así lo veo yo….

      1. La principal política de un país que se precie es la de sus relaciones exteriores. Lo demás se dará por añadidura. Esa falencia (ausencia) que destaca el autor, da la dimensión de nuestra crisis.

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