El virus corona y el Nuevo Orden Mundial

Por Pat Buchanan *

El doctor Brian Monahan, médico del Congreso, dijo ante una reunión privada de personal del Senado que entre 70 y 150 millones de estadounidenses, un tercio de la nación, podrían contagiarse el virus corona. El doctor Anthony Fauci declaró que la tasa de mortalidad del COVID-19 probablemente rondaría el 1%.

Traducción: entre 750.000 y 1,1 millón de norteamericanos podría morir de esta enfermedad antes de que cumpla su ciclo. La segunda cifra es comparable a la de todos los muertos estadounidenses en la Segunda Guerra, y a los caídos en ambos bandos de la Guerra Civil.

La canciller Angela Merkel advirtió que el 70% de la población de Alemania, unos 58 millones de personas, podría contraer el virus corona. Si está en lo cierto, y la tasa de mortalidad de Fauci vale para su país, podría significar más de medio millón de alemanes muertos.

El primero ministro checo Andrej Babis dijo que las afirmaciones de Merkel “no ayudaban” porque podían crear pánico. Pero el epidemiólogo de Harvard Marc Lipsitch pareció respaldar a Merkel cuando dijo que entre el 40 y el 70% de la humanidad podría resultar infectado.

Otra vez, si la tasa de mortalidad del 1% asentada por Fauci y la estimación de Lipsith resultan acertadas, entre tres y cinco mil millones de personas resultarán infectadas en todo el mundo, y entre 30 y 50 millones van a morir, un saldo letal más numeroso que el de la gripe española de 1918.

Sin embargo, hay algunos datos contradictorios.

China, que sumó 81.000 casos, exhibe una desaceleración de los contagios, y Corea del Sur parece ir conteniendo gradualmente la propagación del virus.

Pero Italia, con su numerosa población de ancianos, puede ser un indicador de lo que se avecina en Occidente. Hasta el viernes, Italia había informado de 17.660 casos y 1.266 muertos, con una tasa de mortalidad que ronda el 7%. Esto sugiere que las infecciones no informadas o no detectadas en ese país en cuarentena son mucho más numerosas.

En los Estados Unidos, el saldo de muertos era hasta el viernes de 41, apenas una fracción de las decenas de miles que mueren de gripe cada año. Pero el problema es éste: el COVID-19 no ha cumplido su ciclo en los Estados Unidos ni mucho menos, mientras que la reacción de la sociedad y de la economía se parecen a lo que cabría esperar de un desastre nacional en ebullición.

El mercado bursátil se desplomó de manera más pronunciada y más rápida que durante el gran crash de 1929. Trillones [estadounidenses] de dólares se evaporaron en el aire. El senador Bernie Sanders, a quien no le gustan “los millonarios ni los multimillonarios” debería sentirse complacido. Hoy hay muchos menos que los que existían cuando ganó la primaria de New Hampshire.

¿Qué depara el futuro?

Tal vez se diga algún día que el virus corona asestó el golpe mortal al Nuevo Orden Mundial, a medio siglo de globalización, y a la era de la interdependencia de las grandes naciones del mundo.

El turismo, los viajes en avión, los cruceros de vacaciones, los festivales y encuentros internacionales están cayendo a niveles mínimos. Se imponen prohibiciones de viaje entre países y continentes. Se cancelas convenciones, conciertos y certámenes deportivos. ¿Se realizarán los Juegos Olímpicos de Tokio? Y si lo hacen, ¿llegarán a Japón a disfrutar de las competencias todos los visitanes que se esperaban?

Trump ordenó cancelar los viajes a Europa durante un mes.

En cuanto a los campeones de las “fronteras abiertas”, ¿siguen creyendo los demócratas que ingresar ilegalmente al país debe dejar de ser un delito, y que a los inmigrantes que ingresen ilegalmente debe proveérseles atención sanitaria gratuita, proyecto que todos los polemistas demócratas respaldan a mano alzada?

Las raíces ideológicas de nuestra era de libre comercio se remontan a mediados del siglo XIX, cuando su gran evangelista, Richard Cobden, se incorporó el 15 de enero de 1846 en el Salón del Libre Comercio de Manchester y proclamó: “Anticipo que el principio del libre comercio va a obrar en el mundo moral como el principio de gravitación lo hace en el universo: acercando a los hombres, haciendo a un lado los antagonismos de raza, credo o idioma, y uniéndonos con los lazos de la paz eterna.”

En la era pre-Trump los republicanos se tomaron de la mano con los demócratas para adherir al NAFTA, el GATT, la OMC y conceder a China los privilegios comerciales de nación más favorecida.

Viendo hacia atrás, ¿fue inteligente haber confiado a China la producción de partes esenciales de la cadena de suministros de artículos vitales para nuestra seguridad nacional? ¿Parece inteligente haber trasladado a China la producción de medicamentos y drogas imprescindibles para las enfermedades cardíacas, los infartos y la diabetes? ¿Parece inteligente haber permitido que China edificara un virtual monopolio de minerales raros cruciales para el desarrollo de armas necesarias para nuestra defensa?

En esta pandemia del virus corona, los pueblos parecen estar buscando dirigentes con autoridad y las naciones parecen decididas a cuidar de sus pueblos antes que nada. ¿Invitaría hoy Angela Merkel a Alemania a un millón de refugiados sirios, cualquiera hayan sido las condiciones en las que vivían en Siria y Turquía? ¿No ha quedado definitivamente probado que cometimos un error histórico al sacrificar nuestra independencia económica y confiar necesidades vitales a terceros países que nunca sintieron como propio el mejor interés de los Estados Unidos?

¿Qué suena hoy como más acertado? ¿Afirmar que todos somos parte de la humanidad, todos ciudadanos del mundo? ¿O que es hora de darle prioridad a los Estados Unidos y a los estadounidenses?

* Ex asesor de los presidentes Richard Nixon, Gerald Ford y Ronald Reagan, aspirante a la presidencia de los Estados Unidos en 1992 y 1996. Su último libro es Nixon’s White House wars: The battles that made and broke a president and divided America forever.

© Patrick J. Buchanan.
Versión castellana y notas © Gaucho Malo.

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