Contra las primarias

Este sitio está contra la realización de encuestas. Coherentemente y por las razones expuestas en su momento, es contrario a la celebración de las elecciones nacionales llamadas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que en la práctica no son más que una encuesta, compulsiva, universal, y virtualmente sin margen de error. Las encuestas benefician a quien las encarga y perjudican a quien las responde: en este caso, perjudican a los votantes y perjudican a las agrupaciones o alianzas políticas que exponen a sus candidatos a un escrutinio no vinculante. Como en toda encuesta, el único que puede extraer beneficios de ella es su comitente, en este caso el oficialismo de turno; en este turno, el kirchnerismo. No es por casualidad que las PASO fueran promovidas en el 2009 por el partido gobernante, y convertidas en ley por sus legisladores con el apoyo de los confundidos de siempre. La ley 26.571 que las instituye lleva el pomposo título de ley de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral, título mendaz, como siempre ocurre con el kirchnerismo, mendaz como las seis leyes de Democratización de la Justicia o la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

La ley perjudica a los partidos opositores porque los obliga a costear dos campañas electorales en vez de una: la primaria y la efectiva; los perjudica porque revela en un ejercicio ficticio y no vinculante sus fortalezas y debilidades relativas. Sólo el oficialismo de turno tiene los recursos, políticos y económicos, para utilizar a su favor la información que generosamente le proveen las PASO: puede planear una campaña posterior totalmente distinta, orientada a mejorar su perfil según las preferencias adelantadas por el electorado; puede utilizar mecanismos sanctos y non sanctos para debilitar a sus adversarios más amenazadores: esos recursos sucios de último momento que oportunamente quebraron las posibilidades de un Enrique Olivera (falsa denuncia sobre cuentas en el exterior) o de un Francisco de Narváez (falsa denuncia sobre vínculos con el tráfico de efedrina). Las primarias de este domingo le permitirán al kirchnerismo saber con certeza, por ejemplo, si Sergio Massa es una simple construcción mediática del establishment o una amenaza real a su decisiva base electoral bonaerense. (Si este último fuera el caso, el intendente de Tigre haría bien en reforzar la seguridad de su vivienda.)

Las PASO, finalmente, significan la consagración legal de la insignificancia de los partidos. Los líderes políticos en la Argentina no surgen desde el seno de determinadas parcialidades, y por decisión y elección de sus adherentes, sino que son designados a dedo por una elite (como ocurre prácticamente en todo el espectro, desde el PRO al kichnerismo). Los comentaristas han destacado el ejemplo de UNEN, en la capital federal, que efectivamente utilizará las primarias para designar los candidatos que habrán de representarlo en las elecciones reales. En los hechos, UNEN recurre a la ciudadanía para que articule la relación entre eso que se ha dado en llamar un “espacio” (combinación informal e inestable entre gentes que creen pensar más o menos parecido) y una serie de personalidades con aspiraciones a representar tal espacio, una manera pobre, elemental, de promover liderazgos.

Para el ciudadano, por fin, las primarias imponen un gasto innecesario a costa suya, no le brindan una mejor representación, y por el contrario constituyen una ficción que devalúa su voto real, el que emitirá en octubre.

–Santiago González