Adorni y Télam

Esta semana nos enteramos de que la Secretaría de Comunicación y Medios que encabeza el vocero oficial Manuel Adorni emplea a casi 270 personas cuyas funciones se desconocen, excepto las de algunas que desgraban los discursos del presidente, y otras que emiten mensajes por las redes sociales para promover o defender las políticas oficiales. El costo de esa unidad, en términos de sueldos, equipos e infraestructura operativa tampoco se conoce.

En marzo de este año, el mismo Adorni anunció alborozado por las redes sociales: “Saluden a Télam que se va”.

En el momento de su cierre, la agencia estatal de noticias Télam contaba con 760 empleados (incluidos los de una agencia de publicidad anexa que manejaba los avisos del Estado) más unos 50 periodistas distribuidos en 27 corresponsalías en el interior del país, Chile, Brasil, Reino Unido y Vaticano. Antes de su cierre servía a más de 800 clientes locales, y exportaba contenidos por casi 120.000 dólares anuales. Un mes típico de producción, en este caso octubre de 2023, incluyó 12.844 “cables”, 6030 fotografías, 781 boletines, 72 infografías, 152 audios y 402 videos. El uso efectivo de esa producción, por parte de medios abonados, sumó 395.000 “cables” y 25.000 fotografías, por citar los rubros más demandados. Para más datos, remito a la nota de Irina Sternik citada abajo.

La agencia era ligeramente deficitaria, pero las cifras muestran que una administración eficiente habría podido revertir rápidamente esa situación. En comparación con Télam, la unidad dirigida por Adorni es 100% deficitaria, ya que por su propia naturaleza no produce nada transable, es puro gasto del Estado. Télam, en cambio, además de representar un servicio único para medios especialmente pequeños de todo el país y un vehículo para la promoción de la Argentina en los países de habla hispana, era una unidad económica, un emprendimiento productivo: aparte de cobrar por sus servicios, cada “cable” publicado, cada foto reproducida, cada boletín leído por radio generaba a sus abonados ingresos por venta de ejemplares o de espacios publicitarios. En los términos económicos gratos al oficialismo, Télam aportaba al PBI nacional. Saludémosla, porque se fue. ¡Afuera!

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2 opiniones en “Adorni y Télam”

  1. No sólo no resisten un archivo, sino que el propio discurso oficial carece de coherencia. Y el único objetivo del gobierno es desguazar y rifar entre los amigos lo poco que los sucesivos gobiernos han dejado en pie.

  2. Los lectores pueden no saber que Santiago González tiene unas seis décadas de periodismo. Por lo tanto, maneja el habitual cotilleo del bataclán de entre las bambalinas.
    Il signore Adorni, en cambio, es un número vivo, de aquellos que intercalaban en los cines para la burla general. Aseguraría que ha tomado venganza con los que deben escuchar lo poco que tiene que decir. ¿Sabría este señor el nombre de alguna agencia noticiosa antes de transformarse en número vivo?

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