A las piñas

Sergio Massa lució la agresividad estudiada y profesional de un boxeador avezado. Frente a él, Javier Milei pareció improvisado e ingenuo. Esto no necesariamente lo perjudica: el público empatiza naturalmente con el peleador que percibe como más débil, valora el golpe ocasional que deja trastabillando al rival, y percibe rápidamente la diferencia entre los movimientos planeados y la expresión espontánea y desordenada de un apasionamiento transparente, sin malicia ni segundas intenciones.

Traducido esto en términos políticos, la pregunta que deja en pie el último debate entre candidatos antes del balotaje del próximo domingo tiene que ver con la credibilidad: ¿a quién le creyó más el público? Massa intentó por todos los medios hacer que Milei perdiera los estribos, y no lo logró. Machacó tanto con la campaña del miedo que terminó por llevarla al ridículo. Apeló al golpe bajo de los carpetazos, y no consiguió que su rival se apartara de la tozuda, convencida reiteración de los pilares básicos de su propuesta: decencia en la gestión de gobierno, libertad para los ciudadanos.

Uno podría seguir hablando de este debate, pero el lenguaje seguiría teñido por el pugilismo. Massa se mostró agresivo en los primeros rounds, pero luego sus golpes perdieron eficacia; Milei se fue recuperando vuelta a vuelta, colocó algunos puños dolorosos, y asestó una estocada cuando apeló a votar sin miedo mientras sonaba la campanilla final. Milei peleó limpio, Massa peleó sucio: está por verse si a los argentinos les importa la diferencia.

El lenguaje del cuadrilátero se justifica sin embargo porque lo visto en la Facultad de Derecho nada tuvo que ver con lo que nuestra cultura entiende como debate: intercambio y confrontación de ideas sobre un tema previsto. Tal cosa no existió, porque el debate entre candidatos es otra ficción de nuestra democracia, como es ficción su división de poderes, o su carácter representativo y federal.

Lo único real de nuestro sistema político, lo único que más o menos se ajusta a lo que se supone que debe ser, es el comicio. El día de la elección los ciudadanos vamos a las urnas, damos nuestra opinión, y mal que mal esa opinión se respeta. El comicio nos espera dentro de una semana, y allí tendremos en una sola cifra todas las respuestas sobre qué candidato ganó en definitiva la confianza del electorado y qué dirección habrá de tomar nuestro futuro como Nación. –S.G.

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8 opiniones en “A las piñas”

  1. El debate me pareció de una pobreza lamentable. Milei estuvo bien, pero desaprovechó el bloque sobre economía en el que pudo haber acorralado a Massa. A mí me dejó la penosa impresión de que ninguno de los dos está a la altura de ser un estadista. Igual voy a votar a Milei, porque siempre queda la esperanza de que, con él, y si sabe rodearse mejor de lo que lo ha hecho hasta ahora, algo suceda para cambiar la Argentina.

    1. Muy cierto. El Milei discursivo, polemista o expositivo no termina de convencer, probablemente porque estamos demasiado acostumbrados a charlatanes y conventilleros. Del Milei ejecutivo sólo hemos visto que es muy trabajador y perseverante, y que juega limpio. Probablemente nunca se pensó a sí mismo como un estadista, y ahora está en un lugar inesperado al que le cuesta amoldarse. Hoy por hoy, sin embargo, los ciudadanos no tenemos opción.

  2. Excelente descripción de lo que vimos y escuchamos anoche. Más que nunca creo que Milei es auténtico y decente. Ojalá sepa el pueblo votar, sin embargo no creo eso de que “los pueblos nunca se equivocan”, si no no hubiéramos llegado a este triste presente y oscuro futuro.

  3. En CANTO DE SIRENAS para TELECREYENTES DORMIDOS, ANESTESIADOS y ADOCTRINADOS es ya una política de estado en Argentina. CREERLES nuevamente es lo mismo que REEDITAR una EDICIÓN FALLIDA, CADUCA e INSERVIBLE.

  4. Buena nota. Supongo que a muchos nos dejó la misma impresión. Esa imagen sobreimpostada del ministro Massa es un poco complicada de comprar para los que tienen dos dedos de frente. Pero este país da para todo y aún así, tiene prácticamente la mitad del electorado metida en el bolsillo, lo cual mas allá del resultado del ballotage, representa que la mitad de la gente está de acuerdo con la situación actual y cree que estamos en el rumbo correcto, lo cual es tristísimo y también da la pauta de que el peronismo todavía tiene quorum para seguir haciendo tropelías en la historia de nuestro país.

  5. Massa es la representación de la más pura corrupción. Él es la cara visible, igual que fue su ídolo, Nestor. Pero detrás de esta rata está Malena y su cohorte.
    Milei es tal cual se ve, y por eso los argentinos después de años de ocultamiento y de jugadas sucias, tenemos la oportunidad de reencarnar el destino del país. MILEI,SIN DUDARLO,SERÁ EL PROXIMO PRESIDENTE.

  6. Decía Ulises Barrera: “Madura el knock-out” — Mi impresión es que Massa está cada vez massa-pretado. Ni los peronios le creen. Es obvio que la crisis se agrava y que el que mejor va a tratar al pueblo en este brete va a ser Milei. Los números parecen decir que el Peronismo se va de la historia por la puerta de atrás. Fueron, son y serán fascismo de cuarta. Ya está viejo eso. Dioses de barro, se los lleva el agua.

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