Un cacho de cultura

Los sufridos habitantes de la Villa 21 en Barracas soportaron esta semana una nueva humillación cuando la presidente anunció que iba a colocar la sede de la Secretaría de Cultura de la Nación en medio del racimo de casillas donde habitan. La secretaría en cuestión se ocupa, o debería ocuparse, de cosas que por el momento y lamentablemente son inalcanzables para los villeros. Las reparticiones oficiales que sí se ocupan de las cosas que les atañen con urgencia siguen todavía lejos, y a buen recaudo, en los pisos más altos del edificio que salta a la vista en la avenida 9 de Julio. La decisión presidencial, estruendosamente demagógica y electoralera, fue el equivalente edilicio de sacarse fotos con los pobres, y sólo sirvió para que Página 12 hiciera una tapa. Al día siguiente del anuncio, el propio secretario de cultura Jorge Coscia fue el encargado de desinflar el entusiasmo: en realidad no se va a trasladar la Secretaría de Cultura sino sólo su despacho (se oyeron suspiros de alivio en la zona de Recoleta), y tampoco lo va a ocupar permanentemente sino que se propone visitarlo “tres o cuatro veces por semana”. No aclaró cuánto duraría cada visita. –S.G.

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