El destinatario recibirá una copia de 'Progresismo y nueva conciencia'.
4 opiniones en “Progresismo y nueva conciencia”
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El sitio de Santiago González
El destinatario recibirá una copia de 'Progresismo y nueva conciencia'.
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Los Kichner han jugado siempre a la polarización – “con nosotros o contra nosotros” – con una concepción (ya probada en S. Cruz) de “divide y reinarás”. No se trata de una polarización basada en “convicciones”, tal como la que desencadenó la revolución francesa, la rusa y la china; la cubana, también; y, lógicamente, los movimientos independentistas. Han sido siempre pragmáticos, es decir, oportunistas. Se han “adaptado” perfectamente, ajustadamente, a los períodos políticos desde 1976: a la dictadura, a la reapertura democrática, al menemismo y a la recuperación de movilidad, independencia y soberanía que se reinicia desde el 2002 con la mediación de Duhalde/ Remes/ Lavagna. Una vez que Néstor se convenció de que “la cosa funcionaba y cómo funcionaba” (recordemos que hasta las vísperas del 2002, él no se atrevía a romper con el 1/1, al que tan bien se había adaptado y con el que había hecho “negocio” financiero y político), se deshizo de Lavagna y, progresivamente, de todos los controles de la función pública. Lo que sigue es conocido y está “perfectamente” adaptado a los tiempos que corren en América Latina (son políticos totalmente carentes de originalidad, por ello es ridículo hablar de “kirchnerismo”…) y es un caso más de lo que el periodista de este espacio denomina (presencia de intelectuales adictos mediante) fascismo ilustrado, una denominación alternativa de populismo menos eufemística. En efecto, al grupo de intelectuales autoconvocados en torno a Néstor parece habérseles disparado una fantasía largamente reprimida: creen ver en Néstor y en Cristina poco menos que a revolucionarios… Ostentan una incondicionalidad infantil, sin distancia; carente, por ello, de crítica del poder y de autocrítica; estan… “enamorados”; son intelectuales (¿por vocación?) oficiales que cumplen un servicio: justificar al poder y consolarlo… Y participan de un “ismo” que parece haberse apoderado de una buena parte de la actual élite gobernante que no es ni el “kirchnerismo”, ni el “peronismo”, ni el “populismo”, si no el narcisismo… Y mucha gente, en todas las capas sociales, parece (es mi percepción, y a lo que apunto con esta breve nota) estar harta de tanta autoatribución espuria, de tanto relato autorreferencial, de tanta aureola y brillo fabricado, de tanto narcisismo y el concomitante desprecio de los que no se sienten deslumbrados por las actuales luminarias.
Gracias por su atención.
Grac ias a usted por acercar su comentario. Me parece muy acertada su observación sobre el narcisismo adolescente de nuestros demorados setentistas.
“Esto es lo grave. El sistema democrático es precisamente ese espacio donde izquierdas y derechas, y todos los matices intermedios, discuten, chocan, y conviven. Los partidos, en tanto partes, expresan esa gama de posiciones. Ahora bien, cuando una parte reivindica para sí el todo fulmina la democracia, niega al otro, impone su pretensión totalitaria.·”
Hacia tiempo que no veia tan bien descripta la “democracia” que nos tenemos que aguantar. El problema principal que sufrimos es justamente lo que expresa en la última oración: TODOS reivindican para sí el todo, porque en una sociedad hostil y depredadora como en la que sobrevivimos reina el pensamiento de que el que reconoce es débil y el que se enfrenta es fuerte. Ésto se ve clarísimo en el tono desfachatado y desvergonzado que ha ido tomando la política en la última década, donde cualquier soquete sale a decir estupideces y los medios le dan pantalla (como el funesto delia o como sea que se escriba, ni mayúsculas se merece), o podemos ver como los políticos de turno y los candidatos despotrican utilizando todo tipo de falacias y discursos baratos de película para desmerecer a sus oponentes.
La democracia cada día se aleja más de una forma de gobierno y pasa a ser otra forma más de perpetuar el autoritarismo y el absolutismo. Hoy en día el que puede comprar las urnas es el que gana; el que puede someter las masas y lavarles mejor el cerebro (es decir, la corporación más populista del momento) es la que tiene el poder. Digo corporación y no partido porque la política va más allá de la “política” estrictamente hablando: Ya no se hace política con fines organizativos, políticos digamos, se hace política como medio para satisfacer los intereses de las grandes corporaciones corruptas.
Lamentablemente la misma idea de los “partidos” políticos sostiene ésta mentalidad, ya que cada grupo que tiene su propia forma de pensar se enfrenta a los otros por ver quién impone su verdad. No hay una idea de construcción social, no es ese el objetivo… si así lo fuera ¿para qué queremos partidos políticos? ¿No deberíamos ser *unidos* políticos? Todos sabemos que tirar para el mismo lado es la forma más eficiente de conseguir cambios, pero el statu quo dicta que hay que hacer lo opuesto.
La única forma de conseguir un cambio real a ésta parodia barata de democracia en la que vivimos es que los individuos empecemos a pensar diferente, a dejar de ser masa impensante, imbéciles al servicio de algún empresario-político. En la medida en que nos independicemos de ese espectáculo mediático que es la política argentina podremos ir encontrando nuevos pensamientos que purguen un poco la escoria mental que azota la sociedad, ese separatismo inútil que produce tanta miseria y que, aunque nos cueste reconocerlo, tenemos que empezar por eliminar de la propia mente.
Saludos.
Entiendo su planteo sobre “partidos” y “unidos”. En una democracia los partidos son necesarios porque no todas las personas coinciden en una misma manera de resolver los problemas. Entonces, cada “parte” propone al resto de la sociedad su solución, y la sociedad elige la que le parece mejor. A pesar de sus diferencias, estas “partes” están “unidas” en un mismo propósito: resolver los problemas comunes. Así funciona una democracia ideal pero, como usted observa, así no funciona la democracia argentina. Especialmente porque es la propia sociedad la que no está unida, cada uno tira para su lado, y la actitud primera hacia el compatriota es la desconfianza. De alguna manera, nuestros partidos reflejan eso. Y creo que la cuestión política en nuestro país no se va a resolver mientras no arraigue una conciencia nacional, esto es la comprensión de que estamos todos en el mismo bote, que es mejor remar todos para el mismo lado, y que, aún con todas las prevenciones, tenemos que confiar en el otro, porque de lo contrario nos vamos todos a pique. Gracias por su comentario.