Nunca desperdiciar una crisis

Por Pat Buchanan *

Para luchar contra el virus corona en su territorio, Francia decidió retirar todos sus efectivos armados de Irak. Cuando la OTAN redujo sus ejercicios militares en Europa debido a la pandemia, Rusia hizo lo propio. Moscú anunció la cancelación de sus ejercicios militares a lo largo de la frontera con la OTAN.

Las naciones parecen reconocer la nueva y sombría realidad geoestratégica de este marzo de 2020 y responden a ella. La pandemia es el verdadero enemigo de todos nosotros y, aunque cada uno lo combate en su propio escenario nacional, todos estamos juntos en esto.

Nunca hay que desperdiciar una crisis grave, dijo Rahm Emanuel, el jefe de gabinete de Barack Obama, durante la crisis financiera. Una idea parecida inspiró este mes al jefe del bloque republicano en la cámara de representantes, James Clyburn, cuando describió la crisis del virus corona como “una oportunidad tremenda para reestructurar las cosas de acuerdo con nuestra perspectiva”.

Clyburn pensaba en lo que los demócratas presentaron como su alternativa al proyecto de emergencia de 2,2 trillones [estadounidenses] de dólares. La concibieron para forzar al presidente Trump a aceptarla en bloque o asumir la responsabilidad de vetar una transfusión de fondos federales imprescindible para mantener la economía con vida.

Entre las cuestiones que viajaban de contrabando en la propuesta demócrata figuraban:
– salario mínimo de 15 dólares impuesto a las empresas que recibieran fondos;
– perdón de 10.000 dólares para todos los préstamos a estudiantes sin excepción;
– nuevos créditos impositivos para la energía solar y eólica;
– financiamiento completo para Planned Parenthood;1
– fondos federales para la investigación sobre tejidos fetales;
– 300 millones de dólares para PBS, 2 que promueve la agenda LGBT entre los escolares;
– “diversidad” obligatoria en los directorios empresarios como condición para recibir fondos;
– reformas electorales para incrementar la base de votantes demócratas;
– insistencia en que las aerolíneas reduzcan las emisiones de carbono de las turbinas para recibir compensaciones en la crisis;
– 35 millones de dólares para el Kennedy Center.

El líder de la mayoría Mitch McConnell y los republicanos del Congreso mandaron al canasto la mayoría de las pretensiones de la izquierda.

Pero Trump debería ir más allá, sacudir el tablero, y aprovechar esta crisis para hacer aquello para que lo eligieron: imponer una nueva política exterior. Aislar a los Estados Unidos, no del mundo, sino de las guerras del mundo.

El New York Times y el Washington Post se pronunciaron el jueves en sus editoriales a favor de aliviar las sanciones que impusimos a Irán. Éste sería un gesto humanitario cuando Irán sufre más las consecuencias del virus que cualquier otro país del Oriente Medio. Más aún, sería como declarar que los Estados Unidos no están en guerra con el pueblo iraní. Un gesto unilateral de Trump en este sentido, sin pedir nada a cambio, pondría el peso del aislamiento iraní directamente sobre las espaldas del ayatolá y su régimen.

En cuanto a la cancelación por parte de Vladimir Putin de sus ejercicios militares como respuesta a una decisión similar de la OTAN, Trump podría aprovecharla como una oportunidad para acercar a Rusia, tal como lo prometió Trump cuando era candidato. ¿Alguien cree realmente que Putin está interesado en una guerra con la OTAN? Si lo estuviera, ¿alguien cree realmente que Italia y España, dos de los principales aliados de la OTAN, y duramente castigados ambos por la crisis del virus corona, invocarían el artículo V y le declararían la guerra a Rusia?

Cuando Hitler era nuestro enemigo, los Estados Unidos se aliaron con Stalin tras la causa común de aplastar a las potencias del Eje. Los progresistas y los izquierdistas siguen defendiendo el Frente Popular entre las democracias y Stalin. Si pudimos unirnos a los bolcheviques para derrotar a los nazis, es claro que podemos unirnos con los gobernantes de Irán para enfrentar y aplastar el virus corona.

¿Cuándo habrá mejor oportunidad, si es que alguna vez llega a presentarse, para cumplir con la promesa de campaña de Trump y extricar a los Estados Unidos de las guerras en Siria, Irak y Afganistán.

Pensemos también en la península coreana. Kim Iong Un ha vuelto a probar cohetes en el Mar de Japón. Absorto en la crisis del virus corona, sin embargo, el mundo no le presta atención. Podríamos hacerle a Kim Iong Ul una oferta final de retirar nuestras fuerzas de Corea del Sur y levantar las sanciones a cambio de reducciones y limitaciones verificables de su arsenal nuclear. Estamos dispuestos a un trato. Pero si Pyongyang se negara a conversar, deberíamos avisarle que nosotros nos volveremos a casa pero permitiendo que Corea del Sur y Japón desarrollen sus propios arsenales nucleares. Y que Kim se las entienda con ellos.

La pandemia del virus corona es la crisis más grande desde el conflicto de 1962 sobre los misiles cubanos. Pasada la crisis, John F. Kennedy quiso aprovechar ese roce del mundo con el Armagedón para avanzar hacia una distensión con la Unión Soviética del dictador comunista que había emplazado los misiles en Cuba. Después de nuestra victoria en la Guerra Fría no hicimos nada en ese sentido. En cambio, nos metimos en guerras que no nos incumben para enfrentar amenazas imaginarias y promover causas utópicas como la de implantar democracias jeffersonianas en tierras donde el tribalismo y el dogmatismo están arraigados en lo más profundo.

El virus corona es el enemigo que Saddam Hussein nunca fue. Y los ayatolas nunca tuvieron a decenas de millones de norteamericanos “recluidos en cuarentena”. Lo que la crisis del virus corona nos enseña no es que debemos darle la espalda al mundo, sino que al relacionarnos con el mundo, debemos poner nuestros intereses por delante, lo mismo que están haciendo en este momento todas las naciones del mundo.

* Ex asesor de los presidentes Richard Nixon, Gerald Ford y Ronald Reagan, aspirante a la presidencia de los Estados Unidos en 1992 y 1996. Su último libro es Nixon’s White House wars: The battles that made and broke a president and divided America forever.

© Patrick J. Buchanan.
Versión castellana y notas © Gaucho Malo.

  1. La misma organización que promueve y financia en la Argentina las campañas a favor del aborto. []
  2. Public Broadcasting System, grupo de radio y televisión financiado por diversas fundaciones y aportes comunitarios. []

Califique este artículo

Calificaciones: 0; promedio: 0.

Sea el primero en hacerlo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *