3 opiniones en “El nombre de la mafia”

  1. Se me ocurre que habría una diferencia más que las que usted anota entre la mafia originaria y la élite K: los mafiosos, aunque suelen ser tradicionalistas, paternalistas y sentimentales hasta las lágrimas en lo que hace a los valores familiares (¡la famiglia!), son también, por otro lado, descarnados en cuanto a su concepción de los negocios (nada hay por encima de los negocios) y no intentan disimularlo con ideología como hace la empresa capitalista organizada para el lucro y la empresa (capitalista también, pero parasitaria) kirchnerista.
    Los k son una empresa capitalista parasitaria de un estado nacional (sí, una mafia) preparado por años de peronismo, pero con “ideología”, el Relato en este caso. No son nada muy diferente de los barrabravas (tomemos nota de la actitud ambigua de la presidente cuando se refirió a ellos), parásitos de importantes instituciones deportivas donde “corre la guita”. Parásitos del Estado sin concepción alguna de nación salvo la que les convenga en una situación dada. En esta ocasión, por ejemplo, les convino hacerse de la política de derechos humanos; en ocasiones anteriores (en Santa Cruz) no fue necesario. Ya se está haciendo evidente que jamás tuvieron concepción alguna de derechos humanos… Y como eso, todo lo demás. La única variable de la gestión permanentemente atendida es la del enriquecimiento de los jefes y del primer y el segundo círculo de la oligarquía gobermante. Esa siempre creció, y exponencialmente. Dicen que necesitan 10 años más. En el delirio colectivo del grupo, ya hubo quien dijo que necesitan 50…

    1. Me parece que la mafia original también tenía su relato: protección de quienes quedaban bajo su “amparo”, protección de unas familias respecto de otras, protección de los inmigrantes italianos respecto de una sociedad hostil, etc.

      1. Pero esa justificación de sus actividades, por parte de la mafia, era menos que un relato, era una excusa, una justificación con fundamentos endebles. Ya escuchamos decir a los barrabravas, más de una vez, que ellos “prestan un servicio”. El relato debe recoger una trayectoria pasada y proyectarse, sobre la base de valores, en el presente y hacia el futuro. Hay relatores oficiales y muy capacitados como Heller, Forster, Abal Medina, Laclau, etc. que invisten al régimen de legitimidad… ¡revolucionaria! Parece una broma…
        Muchos venimos viendo al rey y a la reina desnudos – sus artículos contribuyen a eso -; pero son muchos, también, los que los ven bien vestidos. “Vamos por más” y “vamos por todo” son consignas fascistas ¿no?; pero una parte de la clase media educada los toma como “una manera de decir”… y no como lo que son: una confesión.

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