La vuelta de Evo

El renunciante presidente de Bolivia Evo Morales, que debió abandonar su país cuando la policía y los militares le retiraron su apoyo en medio de generalizadas protestas populares, dijo desde su exilio mexicano que si las autoridades de facto convocan a elecciones sin proscripciones ni condicionamientos, está decidido a apartarse del proceso electoral. “Estamos dispuestos a nuevas elecciones basadas en la Constitución. Por la vida y por la democracia, Evo no participa, si no quieren que participe”, declaró a la agencia de noticias alemana DPA en una entrevista distribuida este martes. Morales, cuyo mandato concluye en enero, abandonó Bolivia hace una semana junto a su vicepresidente, convencidos ambos de que sus vidas corrían peligro. La vicepresidente segunda del Senado Jeanine Áñez se autoproclamó sucesora de Evo y de inmediato removió a las cúpulas militares y policiales que precipitaron su partida, y expulsó a varios centenares de médicos cubanos que prestaban servicios en Bolivia. Fueron las dos únicas medidas significativas que logró imponer, además de soltar la mano de los militares para la represión. Pero hasta ahora no consiguió tomar el control del país, y enfrenta continuas protestas populares y bloqueos que tienen paralizada a La Paz y otras ciudades importantes. Tras el desconcierto inicial, tanto los movimientos de base que adhieren a Morales como las cúpulas políticas de su Movimiento al Socialismo, comenzaron a reaccionar, en las calles los primeros, y en las cámaras legislativas, donde tienen amplia mayoría, los segundos. El diputado Carlos Choque fue elegido para encabezar la cámara baja, y Eva Copa preside ahora el Senado. Morales dijo a DPA que al no haber sido tratada todavía su renuncia, le correspondía a Copa ejercer el mando interinamente. “Es legal y constitucionalmente la presidente”, sostuvo. Áñez irrumpió enérgicamente en la escena política boliviana, pero fue moderando paulatinamente sus impulsos al advertir que no consigue ampliar su respaldo más allá de la minoría blanca de Santa Cruz de la Sierra que ha sido la tradicional enemiga de Evo; es consciente además que el apoyo circunstancial que obtuvo de las cúpulas militares se le puede dar vuelta en cualquier momento. Los comités cívicos cruceños que liderados por Luis Camacho impulsaron la salida de Morales se imaginaron en condiciones de capitalizar el generalizado descontento popular frente al intento del líder cocalero de eternizarse en el poder al que accedió por primera vez en el 2006 y que nunca abandonó. Los analistas ensayaron diferentes hipótesis para explicar el amplio repudio que siguió a la denunciada manipulación de los resultados electorales del mes pasado, desde el resentimiento de los cocaleros de las Yungas, perjudicados en la asignación de cultivos legales frente a sus competidores del Chapare, hasta el repudio de los cruceños por los permisos de deforestación que condujeron a los pavorosos incendios de septiembre en la Chiquitanía, y la posterior negativa de Evo a reconocerla como zona de desastre, y desde las demandas de una mayor institucionalidad emanadas de una clase media emergente gracias a las políticas de Morales, hasta las teorías conspirativas clásicas sobre la injerencia estadounidense, esta vez por cuestiones relacionadas con el narcotráfico (Bolivia es el tercer productor de coca del mundo), o con el litio (un cuestionado contrato con Alemania y China para su procesamiento local), o simplemente con los exitosos resultados de un modelo económico dirigido desde el estado. Es probable que cada una de esas hipótesis tenga su mayor o menor cuota de verdad, y que las querellas apuntadas se hayan expresado todas juntas en las protestas callejeras que precedieron a la salida de Evo. Pero hasta ahora no han llegado a cristalizar en un aval a las autoridades de facto, sino más bien al contrario. Las proclamas racistas emitidas desde el Palacio Quemado y la violenta represión de las protestas, que ya arroja 25 muertos, han traído rápidamente a la memoria de los bolivianos las peores páginas de su historia y tienden a consolidar el repudio a las autoridades de facto. La situación de ingobernabilidad que prevalece en el país sugiere que la mayoría de los indignados han preferido dejar de lado sus disgustos circunstanciales con Evo para reclamar una rápida normalización institucional, que puede prescindir de la figura del mandatario renunciante pero no de la legitimidad sucesoria. Ni de un nuevo llamado a elecciones. Que son más o menos las mismas cosas que reclamó Evo en sus declaraciones a los periodistas de DPA. Hacia el fin de semana, mientras centenares de bloqueos impedían el abastecimiento de las grandes ciudades y los partidarios de Morales preparaban una gran marcha hacia La Paz, el sentido común parecía predominar en las cúpulas políticas. Áñez, en un reconocimiento implícito de la debilidad de su situación propuso un llamado inmediato a elecciones y estableció contactos con los dirigentes del MAS; los legisladores del MAS, por su lado, aceptaron la renuncia de Morales, no desconocieron la presidencia interina de Áñez, y también propusieron un llamado rápido a elecciones. Aunque cada parte tiene sus propias ideas sobre las características de esa convocatoria, la promesa de Evo de apartarse del proceso electoral probablemente facilite los entendimientos. El desafío más urgente ahora para unos y otros era el de apaciguar los ánimos, cesando la represión militar por un lado y levantando los bloqueos por el otro. A última hora del viernes partidarios del gobierno interino y del MAS. asistidos por representantes de la Iglesia Católica y de la Unión Europea, acordaron iniciar este fin de semana un proceso en etapas para llamar a nuevas elecciones. En negociaciones paralelas, las partes buscaban poner fin a los bloqueos y resolver los reclamos del MAS sobre persecución a integrantes de la anterior administración. El riesgo de una guerra civil parecía disiparse, y con él la posibilidad de un regreso de Morales en papel pacificador. –S.G.

(Actualizada el 23-11-2019, para incluir nuevos desarrollos.)

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2 opiniones en “La vuelta de Evo”

  1. Estimado Santiago:
    No puedo hacer ningún comentario que valga la pena. La información que tengo sobre Bolivia es meramente periodística, ni siquiera he visitado ese país. Tengo entendido que son dos comunidades distintas, con diferentes historias, una de origen europeo y la otra de los nativos de la tierra con sus ideas, cultura, costumbres y creencias muy distintas. Lo que alarma es la simultaneidad de problemas en varios países de la región : Bolivia, Chile, Venezuela, Ecuador, Colombia……¿no da la impresión de que hay algo común en todas estas revueltas?
    La prédica socialista no ha tenido éxito en ninguna parte, se mantiene mientras hay cohesión entre las fuerzas armadas que las contienen, los ciudadanos no están conformes, tratan de huir de sus países de origen dejando todo…….El caso de la URSS con sus muros quedó como un emblema, pero en otros casos no hay muros pero la gente se va caminando si es necesario. Ni hablar de las libertades de prensa, de pensamiento ni de opinión. No ha de ser tan buena la política socialista que promete mucho pero que hace que la gente quiera fugarse lo mas rápido que pueden. Lo saludo cordialmente.

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