La “opción Sansón”

Por Pat Buchanan *

Desde sus principales rutas de ataque contra Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin emprendió esta guerra con tres metas estratégicas:

— Desplazar un ejército hacia el sur desde Bielorusia para capturar Kiev, la capital de Ucrania, y reemplazar al gobierno.

— Enviar fuerzas al noreste de Ucrania para capturar Járkov, su segunda ciudad en importancia con 1,4 millón de habitantes

— Extender hacia el oeste el enclave de Donetsk a fin de establecer un puente terrestre hacia Crimea y asegurar para Rusia el control pleno del mar de Azov y de la mayor parte de la costa ucrania sobre el Mar Negro.

Este último objetivo está casi logrado. Sin embargo, hasta la mañana del lunes, cinco días después de iniciada la guerra, ni Kiev ni Járkov habían caído, aunque Rusia empeñó la mayor parte de las tropas reunidas para la invasión.

Putin necesita poner fin a esta guerra, porque el tiempo no está de su lado, ni del lado de Rusia.

En el curso de la última semana se ha convertido en una figura universalmente condenada y aislada, y su país ha merecido sanciones de casi todo Occidente. Se lo describe como un agresor, un criminal de guerra incluso, despiadado en su trato con un vecino más pequeño que, con su fiera y valiente resistencia, ha ganado el aspecto de una nación heroica.

El mundo acude en auxilio de Ucrania.

En el Consejo de Seguridad de la ONU, presidido por Rusia, sólo Rusia votó para vetar una resolución que denunciaba su agresión. India, China y los Emiratos Árabes Unidos se abstuvieron.

En cuanto al presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, su desafío a las demandas de rendición le ha valido ser retratado como un Churchill.

Más aún, pronto va a ponerse en marcha seriamente una asistencia militar a Ucrania. Los europeos y los norteamericanos le han prometido más misiles Javelin para destruir los tanques y blindados rusos, y misiles antiaéreos Stinger de la clase que hizo trizas a los helicópteros rusos en la guerra afgana de la década de 1980.

La OTAN se consolida. Alemania decidió aumentar su presupuesto de defensa y enviar sus propias armas antitanque y Stingers a Ucrania.

Las sanciones económicas impuestas a Rusia han desplomado el rublo, provocado el colapso del mercado bursátil y restringido severamente la capacidad de Moscú para administrar su deuda.

Las unidades militares rusas en Ucrania pueden alcanzar para ocupar Járkov y Kiev, pero ese ejército es insuficiente para controlar y administrar un país del tamaño de Texas con una población de 44 millones de habitantes. Los rusos tendrían que encontrar millares de colaboradores que los ayuden a manejar el país. ¿Dónde los encontraría Putin en un pueblo que hoy lo detesta tan profundamente?

Cuanto más se prolongue esta guerra, mayor la certeza de que va a desangrar al ejército invasor a niveles intolerables para la Madre Rusia, que es lo que finalmente ocurrió en Afganistán en los 80. Si esta guerra no termina pronto, Putin probablemente la va a perder, y fracasará en su intento de apartar a Ucrania del campo occidental para devolverla a la órbita rusa.

La eventualidad de una derrota está a la vista, y Putin probablemente no pueda sobrevivir políticamente a semejante fracaso.

Pero como su motivación es conservar el poder y usarlo para labrarse un lugar en la historia junto a los grandes gobernantes rusos del pasado que engrandecieron la nación o el imperio, lo más probable es que no acepte la derrota y se retire tranquilamente. No fue una señal en ese sentido la que envió el domingo, cuando puso a las fuerzas nucleares rusas en estado de máxima alerta porque “altos funcionarios de los principales países de la OTAN se permitieron hacer comentarios agresivos sobre nuestro país.”

Esta no es la primera vez que Putin plantea la idea de emplear armas nucleares. El 19 de febrero, días antes de lanzar la invasión, Putin ordenó ejercicios con misiles balísticos y de crucero, bombarderos y naves de guerra con capacidad nuclear.

En el mensaje con el que anunció la operación militar en Ucrania, Putin advirtió que los países que interfieran con las acciones de Rusia enfrentarían “consecuencias jamás vistas”.

¿Sería capaz Putin de ejercer lo que suele llamarse la “opción Sansón”: derribar las columnas del templo y arrastrar a los enemigos consigo?

Lo que Putin sugiere es que en último análisis, si a Rusia le espera una derrota, y a su persona la pérdida del poder y la muerte política, si no la real, es capaz de apelar al arma definitiva del arsenal ruso para impedirlo.

¿Cuál debería ser la política de los Estados Unidos?

— Evitar el agravamiento de la guerra evitando cualquier escalada al armamento nuclear.

— Asegurar la independencia de Ucrania.

— Conseguir la remoción de las tropas rusas del territorio de Ucrania.

Si esto exige que Ucrania abandone sus ambiciones de convertirse en miembro de la OTAN, el propósito declarado de Putin al emprender la guerra, que así sea. Podríamos haber evitado esta guerra si hubiéramos procedido en ese sentido antes de que comenzara.

No parece sin embargo que marchemos en esa dirección. Finlandia y Suecia, se dice ahora, deberían ser invitadas a la OTAN. Si eso ocurriera, los Estados Unidos se verían obligados a defender los 550 kilómetros de frontera finesa con Rusia.

Este sería un acto de hubris de la clase que ha encendido las grandes guerras.


* Ex asesor de los presidentes Richard Nixon, Gerald Ford y Ronald Reagan, aspirante a la presidencia de los Estados Unidos en 1992 y 1996. Su último libro es Nixon’s White House wars: The battles that made and broke a president and divided America forever.

© Patrick J. Buchanan.
Versión castellana y notas © Gaucho Malo.

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1 opinión en “La “opción Sansón””

  1. ¡Cuánta claridad de pensamiento y de razón del columnista!

    ” … ¿Cuál debería ser la política de los EE.UU.?
    —Evitar el agravamiento de la guerra evitando cualquier escalada al armamento nuclear.
    —Asegurar la independencia de Ucrania.
    —Conseguir la remoción de las tropas rusas del territorio de Ucrania.
    Si esto exige que Ucrania abandone sus ambiciones de convertirse en miembro de la OTAN, el propósito declarado de Putin al emprender la guerra, que así sea.
    Podríamos haber evitado la guerra si hubiéramos procedido en ese sentido antes de que comenzara.
    No parece sin embargo que marchemos en esa dirección. Finlandia y Suecia, se dice ahora, deberían ser invitadas a la OTAN. Si eso ocurriera, los EE.UU. se verían obligados a defender los 550 km de frontera finesa con Rusia.
    Este sería un acto de hubris de la clase que ha encendido las grandes guerras. “

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