¿La hora de Lavagna?

El voto popular emitió su veredicto, y Cambiemos emprendió con la cola entre las piernas su camino hacia el ocaso. Es responsable absoluto de una derrota cuya dimensión revela el grado de rechazo que había suscitado en la población, y que sólo pudo sorprender a los muy distraídos, o a los muy desinformados.

También es responsable de haber convertido al kirchnerismo en herramienta excluyente para canalizar ese descontento. Su incompetencia, su soberbia, su pertinacia y su falta absoluta de sensibilidad respecto de los estragos que sus políticas causaban entre la población no sólo malograron los cuatro años de su gestión, sino que prometen malograr los cuatro años siguientes al servirle el país en bandeja a una fuerza política que ha demostrado similares proporciones de incompetencia, soberbia, pertinacia y falta de empatía.

Las PASO han sido una encuesta innecesaria pero ahora inevitablemente destinada a influir en la elección de octubre. El resultado obtenido por Cambiemos es irremontable, y por lo tanto su papel como rival del kirchnerismo se ha vuelto irrelevante. Alguna de las terceras fuerzas políticas en carrera debería entonces ocupar ese lugar en octubre, y la que encabeza Roberto Lavagna aparece como la mejor posicionada.

A sus dirigentes les espera un desafío mayúsculo: convertir el voto de rechazo tan contundentemente expresado este domingo en un voto positivo, afirmativo, esperanzado. Para ello necesitan ofrecer una salida económica clara y precisa, aún en el sacrificio que exija, y no hablar con ligereza de “poner dinero en el bolsillo de la gente” sin explicar cómo.

Pero sobre todo, necesitan escuchar lo que nadie escucha; prestar atención a lo que el país demanda en términos de proyecto nacional, de reglas de juego económicas, de respeto por la vida y apoyo a la familia, de apego a sus tradiciones y costumbres. –S.G.

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2 opiniones en “¿La hora de Lavagna?”

  1. El gobierno de Macri fracasó en todos los ámbitos de su gestión, incluso en la retención de sus votantes, a quienes traicionó especulando con incorporar a sectores que no lo habían votado -ni lo votaron después de beneficiarse con sus políticas. Si la gente de Cambiemos realmente quisiera que “no volvamos al pasado”, debería retirar su ya derrotada candidatura para dejar lugar a que otros disputen un difícil pero no imposible ballotage.

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