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3 opiniones en “Una frazadita para Forster”

  1. Estoy de acuerdo con el giro que le imprime usted a las consideraciones sobre Forster. Visto desde afuera y teniendo en cuenta que éste gobierno está en la recta final, el cargo para Forster parece ser mero simbolismo, en el peor sentido de la palabra: cosmética, disfraz y fiesta para una presidente que está – políticamente – desnuda y para una élite del poder que sabe (porque todos los datos emergentes lo informan con más o menos vigor, pero inequívocamente) que “han sido descubiertos…”.
    En éste final de juego, el cargo para Forster no es, sospecho, otra cosa que un premio. ¡Y bien que se lo merece! Un tipo con su preparación, haberse deslumbrado con Néstor Kirchner como para elevarlo a la categoría de héroe nacional, mesías con un Nuevo Evangelio Nacional (léase su ensayo sobre el héroe) y haberles ofrendado a Ellos, una tras otra y año tras año, esas logorreicas “cartas abiertas” que pronto no van a servir ni como documentos de una época; un intelectual faldero, un servil, un ejemplar perfecto de aquello que J. Benda denominó “la traición de los intelectuales”; un hombre así ¿no se merece un premio? ¿Un premio antes de que todo se disipe…? ¿Antes de que la Fiesta nacional y Popular se acabe y haya que comenzar de nuevo, sin rumbo a la vista salvo que sea el de recuperar, al menos, algo de la inteligencia y la dignidad que se perdieron durante la Década Desperdiciada?
    Forster perdió la distancia, y con ella la perspectiva. Que le haya pasado a un Víctor Hugo, es más comprensible; pero suponíamos que R. Forster estaba preparado para más, y para mejor… Hay cierto infantilismo en su conducta. Juega un juego – en su fantasía – que ya no juega nadie, porque lleva – ya lo sabemos – al fracaso. El también, como los K, se quedó en el tiempo…

    1. Vaya a saber qué opera en la cabeza de ciertos intelectuales cuando están cerca del poder. Lo mismo pasó con José Feinmann. Desde fuera de la corporación intelectual no hay dudas: o son traidores al oficio, o nunca fueron tan relevantes como se nos hizo creer. Llaman la atención los esfuerzos por redimir a Forster desde dentro de la corpo: el de Silvia Mercado en Infobae, luego el de Adrián Gorelik en La Nación.

      1. Sospecho que son razones del corazón que trascienden las creencias: deslumbramientos, enamoramientos; todo contra un fondo de intensa fobia a cualquier cosa que huela a liberalismo, como la democracia institucional. La arremetida de los K contra las instituciones los fascinó; y eso revela en ellos una estructura de personalidad autoritaria; un anhelo de Autoridad, de Jefatura. Feinmann llegó a decir en público, hace un año, que la visita de Cristina al flamante Papa argentino, era para “apoderarse de Francisco” (!). Fueron los días en que alabó su sentadera (¡qué idiota!), y nos acusó a los hombres que no sintonizamos con Ella de ser despechados ante una mujer inalcanzable… ¿Se volvió estúpido de golpe? No: sintonizó por primera vez en su vida.
        Éste proceso – un nuevo y fallido Proceso de Reorganización Nacional, esta vez a favor de una nueva oligarquía – está desnudándolo todo.
        Es una ordalía. Muchos estamos azorados por esta montaña de mediocridad brillante, erosionada y en estado de implosión; pero no estamos seguros de que, sobre sus restos, se inicie un proceso de aprendizaje.
        Gracias por su respuesta.

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