Si los mercados fueran libres..
Pero ¿hay mercados libres?
Libres de la ingerencia directa de un estado nacional y de la gestión estatista de turno, sí. Pero no por eso son de “libre concurrencia”: todos los mercados tienen dueños – a la luz del día o en las sombras – y válvulas de entrada y de salida.
Pero esta clase de planteo, la “explotación del hombre por el hombre”, a los K no les importa: el peronismo y los K como manifestación exacerbada del “tercer peronismo” -basándome en su claro planteo -, es un sistema de explotación del hombre por el hombre: un grupito de parásitos que se apodera de un país (como los parásitos atacan, a veces, al organismo que los aloja) en nombre del combate contra la dependencia externa, y organiza un sistema de dependencia interna que no se apoya en nada que vaya más allá de la “ideología del buen patrón”; es decir: rosismo; del siglo XX y XXI, pero rosismo.
Por eso tiene que tener el sistema de espionaje interno bien aceitado… Como Rosas; como Perón; como los militares del Proceso…
¡Pero deberían prepararse para entregar el Poder y la Autoridad dentro de unos meses!
Esto está coordinado con el golpe del ejecutivo a la justicia institucional (de mala calidad, como nos lo recuerda usted pero… es lo que tenemos, y hasta puede darnos una sorpresa), y con la entrega un tanto desesperada de Zannini a la luz del sol (donde el hombre no se desempeña muy brillantemente que digamos).
Mi impresión – y me gustaría saber si no es la suya – es que están suficientemente desesperados (porque la actriz debe abandonar el estrado y la impunidad se les puede escurrir en días, en horas, en minutos) como para intentar algo que trabe o impida los comicios.
A los K les resulta inconcebible pasarle la responsabilidad de gobernar a otros. Inconcebible. Porque tienen la mentalidad, y los hábitos, de la garrapata. ¿Alguien puede imaginar a Cristina Fernández colocándole la banda presidencial a alguien que no sea Scioli, ¡y aún a Scioli!?
Es una mujer saturada de dudas y resentimiento y todo el universo K depende de seguir creyendo en la “excepcionalidad” de Cristina fernández que la preservaría de normas, leyes y críticas.
No sé si el kirchnerismo está desesperado, pero es evidente que se está cubriendo la retirada: políticamente con su mejor opción, que es Daniel Scioli: judicialmente, manipulando juzgados, fiscalías y procedimientos para asegurarse el mayor grado de impunidad; económicamente, endeudándose e imprimiendo a más no poder para mantener cierta calma económica. Ha demostrado una extraordinaria resistencia a los intentos golpistas, que los tuvo, y varios, todos tendientes a crear conmoción en la opinión pública, económica y política. Sabe que de aquí a diciembre puede sufrir embates similares –en todo caso, editoriales como el publicado el 9-7 por La Nación con el título “El cisne negro” alcanzan para alimentar esa suspicacia–, y busca protegerse con el sistema de inteligencia. Cristina Kirchner no quiere irse como De la Rúa.
Gracias por su respuesta, tan completa y tan sobria.
No cabe duda de que hay gente que se siente tan humillada (y ha sido humillada) que desea verla a C. Fernández mordiendo el polvo de la derrota. Al parecer no entiende otro lenguaje: humillar o ser humillado.
Pero no sé si hay gente que desea verla escapar en helicóptero.
Me parece que si hubo algo de eso, ya pasó…
Todo desorden de ese tipo – con la sensación de fracaso generalizado y bancarrota política y económica – ha producido como consecuencia que se colaran los oportunistas: Menem en 1998, los Kirchner, en 2003.
Conozco a unos cuántos K – todos cristinistas – y están preocupados: del paternalismo peronista han pasado al maternalismo cristinista; no tienen independencia de pensamiento y están esperando que Ella haga “algo”, porque no se imaginan la vida social y política sin su Jefa, la luz que los guía…
A mí me gustaría que fuera todo muy sobrio; como entre los uruguayos, por ejemplo; pero – no recuerdo quién lo dijo – los argentinos, particularmente los rioplatenses, somos como los uruguayos, pero borrachos…
Si los mercados fueran libres..
Pero ¿hay mercados libres?
Libres de la ingerencia directa de un estado nacional y de la gestión estatista de turno, sí. Pero no por eso son de “libre concurrencia”: todos los mercados tienen dueños – a la luz del día o en las sombras – y válvulas de entrada y de salida.
Pero esta clase de planteo, la “explotación del hombre por el hombre”, a los K no les importa: el peronismo y los K como manifestación exacerbada del “tercer peronismo” -basándome en su claro planteo -, es un sistema de explotación del hombre por el hombre: un grupito de parásitos que se apodera de un país (como los parásitos atacan, a veces, al organismo que los aloja) en nombre del combate contra la dependencia externa, y organiza un sistema de dependencia interna que no se apoya en nada que vaya más allá de la “ideología del buen patrón”; es decir: rosismo; del siglo XX y XXI, pero rosismo.
Por eso tiene que tener el sistema de espionaje interno bien aceitado… Como Rosas; como Perón; como los militares del Proceso…
¡Pero deberían prepararse para entregar el Poder y la Autoridad dentro de unos meses!
Esto está coordinado con el golpe del ejecutivo a la justicia institucional (de mala calidad, como nos lo recuerda usted pero… es lo que tenemos, y hasta puede darnos una sorpresa), y con la entrega un tanto desesperada de Zannini a la luz del sol (donde el hombre no se desempeña muy brillantemente que digamos).
Mi impresión – y me gustaría saber si no es la suya – es que están suficientemente desesperados (porque la actriz debe abandonar el estrado y la impunidad se les puede escurrir en días, en horas, en minutos) como para intentar algo que trabe o impida los comicios.
A los K les resulta inconcebible pasarle la responsabilidad de gobernar a otros. Inconcebible. Porque tienen la mentalidad, y los hábitos, de la garrapata. ¿Alguien puede imaginar a Cristina Fernández colocándole la banda presidencial a alguien que no sea Scioli, ¡y aún a Scioli!?
Es una mujer saturada de dudas y resentimiento y todo el universo K depende de seguir creyendo en la “excepcionalidad” de Cristina fernández que la preservaría de normas, leyes y críticas.
No sé si el kirchnerismo está desesperado, pero es evidente que se está cubriendo la retirada: políticamente con su mejor opción, que es Daniel Scioli: judicialmente, manipulando juzgados, fiscalías y procedimientos para asegurarse el mayor grado de impunidad; económicamente, endeudándose e imprimiendo a más no poder para mantener cierta calma económica. Ha demostrado una extraordinaria resistencia a los intentos golpistas, que los tuvo, y varios, todos tendientes a crear conmoción en la opinión pública, económica y política. Sabe que de aquí a diciembre puede sufrir embates similares –en todo caso, editoriales como el publicado el 9-7 por La Nación con el título “El cisne negro” alcanzan para alimentar esa suspicacia–, y busca protegerse con el sistema de inteligencia. Cristina Kirchner no quiere irse como De la Rúa.
Gracias por su respuesta, tan completa y tan sobria.
No cabe duda de que hay gente que se siente tan humillada (y ha sido humillada) que desea verla a C. Fernández mordiendo el polvo de la derrota. Al parecer no entiende otro lenguaje: humillar o ser humillado.
Pero no sé si hay gente que desea verla escapar en helicóptero.
Me parece que si hubo algo de eso, ya pasó…
Todo desorden de ese tipo – con la sensación de fracaso generalizado y bancarrota política y económica – ha producido como consecuencia que se colaran los oportunistas: Menem en 1998, los Kirchner, en 2003.
Conozco a unos cuántos K – todos cristinistas – y están preocupados: del paternalismo peronista han pasado al maternalismo cristinista; no tienen independencia de pensamiento y están esperando que Ella haga “algo”, porque no se imaginan la vida social y política sin su Jefa, la luz que los guía…
A mí me gustaría que fuera todo muy sobrio; como entre los uruguayos, por ejemplo; pero – no recuerdo quién lo dijo – los argentinos, particularmente los rioplatenses, somos como los uruguayos, pero borrachos…