Enviar por correo electrónico

El destinatario recibirá una copia de 'El estado de la democracia'.

* Campo requerido







E-Mail Image Verification

Loading ... Loading ...

1 opinión en “El estado de la democracia”

  1. “…su cabeza es un berenjenal de nociones contradictorias, parciales y sesgadas provistas por los medios que habitualmente consume”.
    Así dice usted, pero no hay nadie que se salve de ese estado.
    Aún gente muy formada, o aparentemente muy formada.
    Al respecto, y a modo de prueba, la mayor sorpresa de los últimos años es, creo, la comprobación de cuánta gente estaba predispuesta a pasar, imperceptiblemente, del respeto a la admiración, y de la admiración a la idolatría por una persona, un jefe o una jefa que le diga que pensar, que sentir, que decir y que hacer; y, por consiguiente, que no pensar, que no sentir, que no hacer y que no decir. Son años de vivir con esa educación donde, como dijera Discépolo: “todo es igual, nada es mejor”.
    La inhibición para pensar y actuar por cuenta y riesgo está tan extendida que aún aquellos de entre nosotros que no son particularmente contradictorios, que son amplios porque tienen sentido del conjunto de las cosas, y que están orientados y son capaces de orientar a otros – que no es lo mismo que ser sesgados -, son mirados por la mayoría, más allá de las clases sociales, como contradictorios, parciales y sesgados. Es decir: como ellos…
    El fenómeno de la proyección psicológica hace estragos entre nosotros.
    No tenemos un sentido agudo de lo cierto y lo veraz y los “medios” no ayudan mucho al respecto.
    Algo relacionado con este problema – lamemoslo el del pantano de confusión, el “cambalache” en el que chapoteamos – también se juega en la próxima elección.
    Y no hay motivos para estar muy confiados en nuestra capacidad para pegar un salto: nos encanta chapotear en el pantano, el “barro” nos llama…

Comentarios cerrados.