Conducta política

Este sitio ve con simpatía la decisión de Francisco de Narváez de no retirar su candidatura a la diputación provincial a pesar de haber quedado en cuarto lugar en la encuesta compulsiva del 11 de agosto. “Agradezco a las personas que nos acompañaron con su voto y quiero decirle a ellos, mirándolos a los ojos y desde lo más profundo de mi corazón, que soy candidato a diputado en octubre”, dijo. Allegados al dirigente que en 2009 derrotó a Néstor Kirchner en una elección similar dijeron que había recibido “presiones brutales” para que declinara su postulación. Los observadores calculaban que una decisión semejante habría beneficiado principalmente a Sergio Massa, quien en esta temporada desempeña el papel de candidato estrella del establishment. Argumentaban que una negociación entre ambos era posible, en tanto sus ambiciones últimas no se superponen: Massa apunta a la presidencia en el 2015, De Narváez a la gobernación. Al contrario, De Narváez tomó amplia distancia del intendente de Tigre: “No estoy en la carrera presidencial. Hay muchos políticos que usan la provincia pensando cómo llegar a la Casa Rosada. Trabajamos para que los bonaerenses mejoren su calidad de vida”, dijo. De Narváez es un político, y sin duda su decisión fue cuidadosamente calculada. Pero ofreció la imagen de un dirigente que elude la acomodación oportunista a las circunstancias, mantiene sus promesas, y respeta a quienes las tomaron en serio. La política argentina necesita de esta clase de conductas.

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