4 opiniones en “Solita y Scioli”

  1. La presentación del presupuesto 2014, y los análisis que le merecieron a los analistas independientes del gobierno, indican que el grupito gobernante no puede cambiar. Tiene que insistir hasta el final con la actuación que se configuró desde un principio y que se rigidizó en 2011 con el 54 %. Es una actuación esquizoide: “atiende a lo que digo pero no observes lo que hago”. Probablemente, todas las variables, lejos de mejorar, van a empeorar. Las brechas que se abrieron van a continuar ensanchándose. No pueden reconocer sus errores, porque sería reconocer la impostura: todo es como el INDEC de Moreno; ¡y está instalado desde 2007! Este gobierno puede entrar en caída libre; recurrir a su falso relato del presente, del pasado, del futuro, es como tratar de resucitar a un muerto. Todo es como los ridículos devaneos con el monumento a Colón. Nos aproximamos a una fecha dramática en sí misma, con independencia de los resultados: las elecciones de octubre. Si se refuerza la tendencia actual, la situación del gobierno, puede tornarse, de un día para el otro, insostenible como un flan que se desintegra con el movimiento. Habría que adelantarse y pensar en eso.
    Cristina solo puede gobernar con “brillantez”; perdiendo el fulgor (poco le queda ahora), pueden emerger, de ella y de su entorno, conductas muy desordenadas… ¿Estarán nuestros dirigentes a la altura de circunstancias como esas?

    1. Su pregunta es la pregunta del momento, y hasta el momento se avizoran dos respuestas: la de quienes proponen sostener a este gobierno hasta el final, contenido en su capacidad de daño (como reclama Carrió), y la de quienes se preparan para reemplazarlo, ayudando a su desplome (como denuncia Carrió).

      1. De acuerdo; pero hay algo más: lo imprevisible. Si la mentalidad – autoritaria – de la élite K, es anacrónica desde que asumió, razón por la cual podemos hablar de una década perdida (una década más), una “desautorización” amplia e irreversible, puede generar en ellos conductas desesperadas… Pero hay algo más: el autoritarismo en ellos no es solo una vocación, es la máscara de la impostura, necesaria para disimular su avidez, su metodología corrupta en los manejos del dinero público, que es la única “constante” bien atendida en todos estos años. Así que ni siquiera el autoritarismo es del todo auténtico en ellos! Una desautorización pública (nacional e internacional) que deje ver, sin vuelta atrás, lo que algunos vemos desde hace mucho tiempo, a saber, que “la reina está desnuda” (¡justo Ella, tan pudorosa, siempre envuelta en sus trapos negros, el más simulador de los uniformes femeninos) puede producir una situación interna (en la psicología del grupo gobernante, la reina y sus zánganos) insostenible.
        En una situación como esa, “quienes proponen sostener a este gobierno hasta el final, contenido en su capacidad de daño (como reclama Carrió)”, tendrán que hacer proezas (¡durante dos años!) inconcebibles… Y “quienes se preparan para reemplazarlo, ayudando a su desplome (como denuncia Carrió)”, encontrarán, una vez más, un terreno allanado, un campo florido… Nos enfrentamos, otra vez, a lo Desconocido, al “qué sea lo que Dios quiera”…
        ¿No le parece?

        1. Sí, me parece. Pero ahí es donde la sociedad deberá jugarse, abandonar su papel de espectador pasivo, y decidir de una buena vez si va a asumir sus responsabilidades como soberana de la República, que no son cuestión de Dios. Si no lo hace, ya ni valdrá la pena preocuparse: la Argentina irá camino de su disolución.

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