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4 opiniones en “Murena y la crisis argentina”

  1. Excelente reflexión! señor González. Gracias por presentarnos a Murena… un profeta que su tiempo no supo interpretar. Hoy nos da elementos para seguir pensando nuestra dura realidad, en busca de una salida posible. En esto de buscar razones sobre lo que nos pasa a los argentinos, recuerdo que cuando yo era adolescente, mi padre contaba que en una conversación (unos 45 años atrás) con un empresario (principal accionista de una empresa argentina que hoy está presente en varios países), trataron este tema, y él le decía que cada vez que se reunían los grandes empresarios del país para tratar temas importantes, resultaba muy difícil ponerse de acuerdo. Los interéses particulares primaban sobre el bien común del país y sus ciudadanos. El lo atribuía -entre otras razones- a las diversas procedencias culturales que estaban representadas en la mesa de diálogo, y que forjaron este país con las distintas inmigraciones. Lo que llamamos crisol de razas.
    Estoy convencido -con Murena- de que se trata de una crisis moral, donde poco cuentan las ideologías de turno y los personeros que las encarnan (gobernantes, políticos, dirigentes, etc.). Hasta que no pasemos por una crisis seria y profunda que nos haga tocar fondo, y a pesar de las consecuencias negativas que humanitariamente ello ha de traer, no estaremos en condiciones de intentar salir a flote y vislumbrar un futuro mejor. Para que ello ocurra deberán pasar aún algunos años, aunque los procesos de manejo del poder a nivel global se sucenden con una velocidad tal en el tiempo, que me lleva a preguntar si tendremos oportunidad de decidir y forjar soberanamente el futuro de este país, o deberemos sucumbir ante el poder dominante. La reunión del G20 en Buenos Aires nos dejó una muestra de lo que se puede aventurar para nuestro país. No sabemos si el mercenario a cargo del PE llegará a término o deberá abandonar la nave antes, dependerá del humor social. Lo cierto es que no se vislumbra alternativa confiable. Dios salve al pueblo argentino, pues sólo Él sabe cual es el vía crucis que deberá recorrer para llegar al domingo de resurrección.

  2. Qué bueno, he leído a Luis Franco (también conocido por pocos), Martínez Estrada, algo de Massuh pero no sabía de Murena.
    Parecería que Murena se olvidó de toda esa clase media que quedó en el medio del sandwich entre lo oligárquico y lo popular, y que ha transpirado mucho, parte de la cual por supuesto fue tentada por lo ideológico y lo sigue siendo pues parece da cierta zona de confort o alivio frente a tanta cavilación.
    Pienso que esa clase media es bastante pasiva hoy porque tiene conciencia o más aún miedo de la violenta reacción que tendría frente al ataque en pinzas de esos dos que la oprimen locos por el poder estatal y su sustentación.
    Francia ya dio señal de largada, como siempre.

    1. Justo Jorge, tuve tu misma reflexión, está muy bien el artículo, pero la omisión de introducir en el esquema a las clases medias, lo vuelve ineficaz como diagnóstico; clases medias con sus propios resentimientos, por un lado, generado por esta ominipresente pretensión del peronismo de fortalecer a las clases bajas – situación contra la que tampoco lucha la oligarquía para su mayor frustracion – y la imposibilidad de ser reconocidos por los que se consideran la oligarquia. Estos fracasos son atribuibles a los fracasos politicos del irigoyenismo y del alfonsinismo.
      Mi acento estaría puesto en desentrañar el por qué de la incondicionalidad que han puesto las clases medias en apoyar a Marcelo T de alvear en su momento y a Macri en la actualidad,sintiendo una representación de clase que no les está dirigida; por el contrario, en ambos procesos sufren o sufrieron grandes retrocesos economicos. Sin embargo, dan pista de su búsqueda y de las dimensiones que tendría que representar un movimiento en busca de sentimientos nacionales comunes, en tan compleja diversidad.

      1. Me parece que no es el análisis el que excluye a las clases medias, sino que son las clases medias las que se autoexcluyen del análisis por no haber podido o no haber sabido generar un proyecto y una representatividad propios, y pendular continuamente de uno a otro polo. El radicalismo es la imagen viva de esa impotencia.

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