2 opiniones en “La escritora y el portero”

  1. Excelente artículo, Santiago. Queda para cada lector imaginar qué quiso decir Beatriz en su último manuscrito. Tiene razón Abel en el final de su comentario precedente. Y yo le agregaría: lo hizo con cierta inquina, con la misma maldad con que defenestraba a los escritores que no pensaban como ella. Además, por si quedaran dudas, dice: “en caso de muerte u otro accidente”. La muerte no tiene retorno, pero de un accidente se puede volver, entonces “quedás a cargo… hasta que yo regrese”. Pobre portero, es muy difícil que con tan poco herede esa propiedad. Si nadie la quería, ahora hasta su buen amigo el portero se va a sentir engañado y la va a recordar con inevitable rencor.

  2. Beatriz es, por una parte, un caso difícil. Por la otra, algo bastante común. Cuando esto ocurre y se te muere tu compañera o compañero, podés comprobar que no hay muchos amigos. Tal vez alguno también octogenario. Los intelectuales no somos muy comprendidos por la gente común y no nos importa. Es la vera. Cuando dicen “No la quería nadie” no están diciendo nada. Si vamos al caso, a mí tampoco me quiere nadie, nadie que no esté interesado en que siga escribiendo por razones obvias. Amigos por afecto, no. Ya no hay.
    Ahora, que es un poco guacha también es cierto. Aún cuando estuviera huérfana de todo afecto humano, su mente funcionaba muy bien como para redactar un documento sólido. Y no lo hizo. Es un gesto final que perjudica a otros y no a ella. Eso sí es muy propio de Beatriz.
    abel

Comentarios cerrados.