3 opiniones en “Franquicias electorales”

  1. No puedo menos que felicitarlos por esta editorial, estoy de acuerdo en casi todo lo expresado.
    Personalmente vengo de familia radical y yo lo he sido siempre, con un alejamiento cuando el gran Alfonsín, selló la alianza con Menem y reformaron la Constitución Nacional. Luego volví, de alguna manera, de la mano de Elisa Carrió.
    La diferencia ideológica entre ambos partidos es mínima, no así la diferencia en conductas. En el radicalismo se ve con muy malos ojos a la corrupción, a la prepotencia, a la falta de respeto a la Ley y a los modelos de procedimientos El peronismo es mucho mas lábil, digamos que mucho no le importa que sus funcionarios se enriquezcan orgullosamente mostrando su nuevo status social y económico. Autos de lujo, aviones privados, yates o mansiones son exhibidas y festejadas sin pudor. El desprecio a las formas, a las conductas respetuosas no son criticadas como se debiera, no hay más que recordar la ausencia de la presidente saliente, reteniendo los atributos formales, a la ceremonia del cambio de gobierno, o al traslado de un bello monumento, obsequiado por el gobierno italiano, en honor a Cristóbal Colón. El atropello a la Justicia es otra característica del peronismo que el radicalismo no ejerce. La presencia, no penada del “Vatayon militante”, fuerza de choque integrada por presos peligrosos, usados para amedrentar en actos públicos a quienes manifestaban sus posiciones opuestas a los caprichos del soberano/a.
    Las diferencias ideológicas no son importantes, sí las conductas y los procedimientos.
    Frente al mundo, el apego a los gobiernos autoritarios con desprecio a las grandes democracias es otra característica que difiere a ambas tendencias.

    1. Gracias por su comentario. Aunque puedo compartirlo hasta cierto punto, me parece que usted tiende a comparar el radicalismo anterior a los ’70 con el peronismo posterior a ese momento, en el cual prevalecen todos los vicios que usted cita.

  2. Como casi siempre, estoy de acuerdo en todo. La funesta clase política adopta distintos disfraces para eternizarse en el poder, y el rebaño, tan obediente como irresponsable, acepta. Horrorizado, he escuchado de parte de exitosos profesionales razonamientos dignos de un analfabeto. O empezamos a cambiar en serio, o seguiremos en esta espantosa decadencia. Saludos.

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