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9 opiniones en “Carlos Menem (1930-2021)”

  1. Muy interesante análisis del periodo menemista. Aunque no sé si todos los argentinos opinaran lo mismo en cuanto a la “década de serenidad económica desconocida, y una sensación de libertad para andar por el mundo, o para ponernos en contacto con las cosas del mundo, que también resultó una novedad para los nacidos y criados en una Argentina cerrada”.
    Desde lejos (soy francés) el nombre de Menem evoca más bien un periodo de “fiesta” en el peor sentido de la palabra. Recuerdo también la sorpresa de muchos acá en 1995, al descubrir que los argentinos lo habían elegido por segunda vez. Usted cita: ““Si les decía lo que pensaba hacer, no me votaba nadie”. Pero ¿acaso era tan difícil leer en su mente? Sobre todo después de 6 años de poder…
    Estoy de acuerdo con lo que dice usted al final en cuanto al proceso de desintegración de la nación argentina. Pero me pregunto sin Menem no le dio el empujo que ni los militares habían soñado.

    1. Presumo que usted no vivió en la Argentina antes de Menem, cuando había que comprar a la mañana porque a la tarde la inflación ya había encarecido todo, cuando las casas y los departamentos costaban más caros si tenían teléfono porque era imposible conseguir uno, cuando sabíamos que había computadoras y cómo eran porque lo leíamos en la revista Byte (que además costaba una fortuna), cuando viajar más lejos que Uruguay o Chile era imposible para la gran mayoría. Es cierto que algunos aprovecharon las nuevas condiciones para modernizar sus recursos de trabajo (como los agricultores, por ejemplo), para comprar una vivienda, o para ahorrar, cosa que pudo hacer por primera vez en su vida y nunca más después de Menem, y otros se dedicaron a despilfarrar el dinero. Y. sí, como dice la nota, a pesar de todo, viendo las cosas desde una perspectiva más amplia, Menem fue un eslabón en la cadena que se inicia con los militares de 1976. Gracias por visitar este sitio.

  2. Finalmente, me gustaría agregar que es completamente falso que los tratados aprobados por Ley Nº 24.184 impusieran ningún tipo de privatizaciones. Dicha ley aprueba tratado de protección de inversiones como se firmaron no solo con EEUU y UK sino con España, Italia y Francia. Y, como indica el post del autor, siguieron la línea de la época y eran, si elementales requisitos para que cualquier extranjero fuera a invertir en la entonces devastada infraestructura que “disfrutabamos”.

    1. La ley de “reciprocidad” en las inversiones con EEUU es la ley Nº 24.124 del año 1992. En la ley 24.184 solo quedan suscriptos les infames tratados con el Reino Unido.

  3. Excelente post sobre Menem. Los que critican las privatizaciones parece que no recordaran el desastre que eran las empresas estatales. Hasta YPF, considerada la joya de la corona, carecía de balances confeccionados durante los últimos 4 años de conformidad con normas contables aplicables a petroleras del resto del mundo (con lo cual no extraña la sanata de ser una empresa “que daba ganancias” que en ese momento campeaba). Megatel había sido un completo y rotundo fracaso (los departamentos se vendían más caro si tenían línea telefónica, y se especificaba esta circunstancia en la escritura traslativa de dominio) y Alfonsín había decretado durante todo el año anterior a la entrega de su gobierno cortes de energía rotativos (y no era justamente por un boom industrial). Los que vivimos la década de los 80s agradecimos las privatizaciones, sin dudarlo.

  4. Me gustaría agregar a su excelente nota, qué si bien como usted bien cita, no se puede culpar al neoliberalismo de las “privatizaciones” y demás destrucciones; es porque las mismas fueron impuestas por los “Tratados de Madrid y de Londres -1990/91-” (ley 24184), firmados por el novel difunto y Cavallo, lo que significó el desmantelamiento de toda la infraestructura nacional y la reforma de leyes que eran fundamentales para el desarrollo de nuestro País. Estos tratados fueron “El Versalles Argentino”, tal como lo expone el Dr. Julio González en su libro, cuya lectura recomiendo.
    Cordiales saludos.

  5. Creo que está excelente nota es demasiado benévola con el camaleónico peronista fallecido. Nada dice de su evidente participación por acción u omisión en episodios terribles como las voladuras de la embajada de Israel, de la AMIA y de Río Tercero. La perenne aduana paralela alcanzó un protagonismo nunca visto, rivalizando con la mafia del oro. Sería demasiado largo seguir enumerando sus “logros”. Coincido con el Cnel. Seineldin acerca del tiempo que se necesita para remendar su obra destructora.

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