La otra central

La derrota del candidato kirchnerista en las elecciones de la CTA es mala noticia para Kirchner y buena para Hugo Moyano: la entidad gremial alternativa corre el riesgo de quebrarse.

El triunfo de la lista independiente encabezada por Pablo Micheli en las elecciones internas de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) constituye una nueva e inesperada derrota para el kirchnerismo, cuyo candidato Hugo Yasky debió recurrir a las impugnaciones y alegatos de fraude para enturbiar las aguas y disimular el fracaso, aun a riesgo de quebrar la entidad gremial.

Ese resultado es doblemente ominoso para el oficialismo, primero porque ocurre en el corazón mismo de la clase trabajadora, allí donde busca desesperadamente respaldos con vistas a los comicios presidenciales del 2011, luego de dar por perdida a la clase media, y segundo porque lo arroja en brazos de Hugo Moyano, el dueño de la CGT, que cobra caro cada gesto de apoyo.

Pero el riesgo de un quiebre en la CTA es también malo para la salud del país, necesitado de una central sindical que represente los intereses de los trabajadores, y no que los manipule en beneficio de una parcialidad política o económica, o las dos cosas juntas. En el panorama gremial del país, la CTA es hoy lo más aproximado al perfil deseable de esa función social. Continuar leyendo “La otra central”

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La segunda muerte del kirchnerismo

Más allá de sus cinematográficas resurrecciones, el fin del kirchnerismo es seguro. Menos seguro, a esta altura, aparece el poskirchnerismo: hay una renovada voluntad de hacer política pero faltan liderazgos estratégicos.

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Desde su llegada al poder en el 2003 el kirchnerismo se asoció voluntariamente a la imaginería política de los setenta. El acto de la ESMA, agresivo, enconado, parcial, le enajenó buena parte de las simpatías iniciales, pero el buen viento de la economía internacional lo mantuvo a flote y hasta creó la impresión de que navegaba sosteniendo el timón.

Pero era una impresión errónea: torpemente estrelló la nave contra los arrecifes con la pelea con el campo y la confiscación de las jubilaciones privadas. Para entonces ya fue evidente que los santacruceños no tendrían una nueva oportunidad. La elección del 28 de junio marcó la primera muerte del kirchnerismo. La sesión inicial del nuevo Congreso sancionó la segunda.

La imaginería que rodea a la pareja presidencial abandonó ahora los setenta para evolucionar hacia dos clásicos de la pantalla de fines de los ochenta y principios de los noventa. Como Robert de Niro en Cabo de miedo o Glenn Close en Atracción fatal, el kirchnerismo parece muerto, pero resurge súbitamente con renovada “capacidad de daño”. Continuar leyendo “La segunda muerte del kirchnerismo”

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